La importancia de las relaciones

¿Sabías que la calidad de tus relaciones puede determinar la calidad de tu vida?
En el blog de hoy, vamos a hablar de algo que está en el centro de nuestra existencia: las relaciones.
Todos, en nuestro día a día, estamos inmersos en relaciones interpersonales. Dos cabezas piensan más que una; la unión hace la fuerza; divide y vencerás; todas son expresiones que hacen alusión a la importancia de la unión. Ya sea con tu pareja, tus amigos, tu familia o incluso compañeros de trabajo, nuestras conexiones humanas afectan todos los aspectos de nuestra vida, desde nuestra salud mental, nuestra felicidad y hasta qué tan lejos llegamos en nuestros objetivos.
Acompáñame un día más, a descubrir la importancia de las relaciones. 

Origen de las relaciones

Para comprender la importancia de las relaciones, debemos rebobinar en el tiempo, hasta el origen de nuestra especie. Durante la revolución cognitiva, desviamos parte de la energía de los bíceps a las neuronas. Pensad que el cerebro supone entre el 2% – 3% del peso corporal, pero consume aproximadamente el 25% de energía cuando el cuerpo está en reposo. Este cambio nos proporcionó una capacidad superior de aprendizaje y estructuras sociales complejas, lo cual nos dio una ventaja sobre el resto. Pero durante mucho tiempo, estuvimos debajo de la cadena alimenticia. Gracias a la cooperación, en parte por nuestra capacidad de crear realidad intersubjetivas, logramos ponernos en la cima de forma relativamente rápida. Un gran número de extraños pueden cooperar si tienen creencias comunes. 

Nuestra dependencia los unos de los otros para sobrevivir es evidente. Que habría sido de nosotros si en vez de en grupo, hubiéramos vivido separados. Nada bueno me temo: depredadores más fuertes, enfermedades más peligrosas y en definitiva, una supervivencia más incierta. Las relaciones no eran opcionales; eran necesarias para cazar, protegernos de los peligros y, lo más importante, criar a la siguiente generación. 

Cuando estamos con alguien que nos importa, nuestro cuerpo produce una hormona llamada oxitocina, que es conocida como la ‘hormona del amor’. Nos hace sentir cercanía, confianza y seguridad. Hasta nuestro cerebro nos premia por crear relaciones. Desde que nacemos, estamos destinados a depender de otros, en cierta medida. Los bebés, por ejemplo, necesitan el contacto físico y emocional para crecer saludables. Aun en este mundo moderno y cambiante, nos necesitamos los unos a los otros tanto como lo hacían nuestros ancestros. 


¿Por qué son importantes las relaciones?

Ahora que entendemos el origen, hablemos de por qué las relaciones son tan cruciales en nuestra vida actual. 

Punto 1: El mundo y sus circunstancias
En el camino de la vida nos encontraremos con circunstancias difíciles en cada esquina. Lo malo es que suelen aparecer sin previo aviso. De un momento a otro, la seguridad que creíamos tener puede desvanecerse, y por mucho que intentemos sostenerla, se nos escapa de las manos como si de arena se tratara. En esos inevitables momentos, lo único que puede salvarnos de las tinieblas son aquellas personas a las que amamos; aquellas personas que nos aman de vuelta. 
Hoy en día, cada vez estamos más acostumbrados a conectar por las redes, creando relaciones superficiales que pueden llegar, en algún momento, a empeorar nuestro estado anímico aumentando la sensación de soledad. Aunque estar conectados puede suponer una gran ventaja, como vivir en otro país y poder comunicarte con tus seres queridos, debemos priorizar las interacciones en el mundo real. Interactuar de forma activa, conectando con otros, tiene grandes efectos positivos. Lo importante, es crear lazos y conexiones reales y trascendentes. 

Punto 2: La salud en la compañía
Un estudio de Harvard que duró más de 80 años encontró que las relaciones, más que el dinero o el éxito profesional, son el mayor predictor de una vida feliz y plena. La conclusión más importante de este estudio es que las buenas relaciones son el factor más crucial para mantenernos sanos y felices a lo largo de la vida. Estas relaciones de calidad tienen un impacto significativo en nuestra salud física y mental, e incluso en nuestra longevidad. En esencia, las personas con relaciones sólidas tienden a vivir más y a ser más felices. 
A su vez, debemos tener en cuenta que la soledad puede ser perjudicial para la salud. Diversos estudios han demostrado que la soledad mantenida en el tiempo puede llegar a enfermar, llegando a desencadenar el estrés y a reducir la función inmunitaria, afectando negativamente nuestra salud general. Por otro lado, el aislamiento social se asocia con niveles más bajos de felicidad, deterioro de la salud física y mental, y una mayor tasa de mortalidad prematura. Es increíble lo que la ausencia de algo tan básico como las relaciones interpersonales pueden hacerle a nuestra mente y nuestro cuerpo. 

Punto 3: Toma de decisiones
Piensa en un momento difícil de tu vida. ¿Qué fue lo que realmente te ayudó a superarlo? Probablemente no fue un objeto material, sino una persona: un amigo, un familiar, alguien que te escuchó y estuvo ahí para ti. Las relaciones sirven como una red de apoyo emocional y práctico en los momentos más difíciles de la vida. Las personas que te quieren te conocen y te pueden ayudar a tomar decisiones difíciles cuando tú no puedes. Te ayudan a empujar el carro; la vida sin cooperación es una interminable cuesta arriba. 
Por lo general, nuestra sociedad nos impulsa a la persecución del dinero y el placer. Todos estamos de acuerdo en que el dinero es importante para cubrir necesidades básicas y proporcionar seguridad, pero una vez que se alcanzan estos niveles, más dinero no se traduce necesariamente en más felicidad. Imagina que Pedro, ha decidido priorizar su carrera laboral a su familia y amigos. Consigue un ascenso, su sistema bioquímico le recompensa con una sensación placentera, pero al tiempo esta desaparece. Pedro querrá más, y no le quedará otra que perseguir esa sensación el resto de su vida. Puede conseguir un ascenso tras otro, o puede acabar más amargado que si no hubiera conseguido el primero. 
¿Con esto quiero decir que no debamos perseguir nuestros sueños y metas laborales? En absoluto. Solo que nunca debemos perder de vista la prioridad: cuidar nuestras relaciones y a nuestros seres queridos por encima de todo. 

Punto 4: Crecimiento personal y aprendizaje
Las relaciones son una gran oportunidad para el crecimiento. Es en nuestras conexiones donde aprendemos habilidades clave como la empatía, la comunicación y la paciencia. Cada relación, incluso las que son desafiantes, nos ofrece una oportunidad para construir una mejor versión de nosotros mismos. Por otro lado, las interacciones con el resto reflejan nuestras fortalezas y debilidades, por lo que podemos aprender mucho sobre nosotros mismos si aprendemos a reflexionar y a mirarnos al espejo. 
Además de las buenas relaciones, es importante mantener un estilo de vida saludable. Relaciones que fomenten este estilo de vida pueden impulsarnos a convertirnos, una vez más, en la mejor versión de nosotros mismos. La rutina diaria y las elecciones que hacemos también tienen un impacto importante en nuestra salud y bienestar, por lo que debemos centrarnos en crear un círculo que impulse estilos de vida en sintonía con nuestros propósitos y metas. 

¿Cómo podemos crear relaciones de valor?

Calidad antes que cantidad
Esto no va de tener muchas relaciones, sino de construir conexiones profundas y significativas. Una relación de calidad, vale más que 100 relaciones superficiales. Relaciones cálidas, cercanas y de apoyo son fundamentales en nuestra vida. Una relación de pareja feliz, relaciones familiares sólidas y conexiones significativas con amigos contribuyen más al bienestar que el número de personas que conocemos. Pregúntate: ¿Quiénes son las personas que realmente suman en tu vida? ¿Con qué personas puedes ser tú mismo? ¿Quiénes son los que te apoyan de verdad? Rodéate de personas que celebren tus triunfos igual o más que los suyos propios; personas que quieran verte mejor cada día, y te ayuden a conseguirlo. 
No siempre es el caso, pero a veces, las relaciones superfluas pueden llegar a ser conflictivas, ya que al confiar en personas a las que no conocemos del todo, podemos toparnos de frente con el ego o la envidia del resto. Con esto, en absoluto quiero decir que no debamos relacionarnos, todo lo contrario. Las relaciones y la cooperación son necesarias en diversos ámbitos, pero siempre con cuidado y siendo conscientes de la situación y contexto del momento. 

Escucha activa y empatía
Para muchos será evidente, pero hay una gran diferencia entre oír y escuchar. Escuchar a la otra persona implica prestar atención de verdad a sus palabras, entender lo que sienten y responder de forma que les haga sentir valorados y escuchados. Tendemos a hablar más de lo que escuchamos, pero te sorprenderás de lo mucho que la gente necesita hablar, si les das la oportunidad y el espacio para ello. Te invito a que la próxima vez que alguien te cuente un problema, en lugar de dar consejos inmediatos, practiques la escucha activa, y entiendas de verdad a la persona. Frases como “entiendo por qué te sientes así” o “¿Cómo puedo ayudarte?”, puede ayudarte a crear un vínculo mucho mayor con la persona. 
Recuerda, la habilidad de escuchar y comprender sin interrumpir crea confianza y fortalece los lazos. 

Vulnerabilidad y autenticidad
Las relaciones más profundas ocurren cuando somos auténticos y nos mostramos tal como somos, lo cual implica compartir nuestras emociones, nuestras inseguridades y nuestras alegrías. Mostrarse vulnerable es difícil para la mayoría de personas, ya que nos han enseñado que debemos ser fuertes y valernos por nosotros mismos. Es cierto que, muchas veces, la vida es complicada, y debemos aprender a ser fuertes para sobrellevar cada circunstancia. Pero a menudo, resulta imposible, o por lo menos muy difícil, superar depende qué situaciones sin el apoyo de las personas a las que queremos y nos quieren de vuelta. En esos momentos, pedir ayuda es más que necesario. Además, las relaciones se profundizan cuando mostramos nuestras emociones y permitimos que otros vean nuestra verdadera esencia. 
Hay que saber elegir bien con quien nos abrimos, y cuidar aquellas relaciones que nos permitan mostrar nuestro lado auténtico; valorar a las personas que nos hacen sentir como en casa. 

Establece límites saludables
A menudo, intentamos satisfacer a todo el mundo, cuando eso rara vez es posible. En una relación saludable, debemos ser capaces de establecer límites y que estos sean respetados. Establecer límites claros sobre lo que es aceptable para tí es una forma de cuidar tanto de la relación como de ti mismo. 
Saber decir que no en un momento dado, desde el respeto, mejora la comunicación en la relación, y puede evitar resentimientos futuros. En esencia, los límites mejoran la relación a largo plazo. Recuerda que si no hay límites, la relación se puede tornar en tóxica para ambas partes, lo cual debemos evitar a toda costa. Y si ya estamos inmersos en una, lo mejor es salir cuanto antes para evitar hacernos daño a nosotros y a la otra persona implicada. Para ello, coge la costumbre de reflexionar sobre cómo te sientes dentro de tus relaciones, y escucha a las personas que te quieren y que solo quieren lo mejor para ti. A veces una perspectiva externa puede aclararlo todo. 

Invierte tiempo y energía
Vivimos ajetreados e inmersos en el día a día, pero las relaciones son como una planta: si no las riegas, se marchitan. ¿Cuándo fue la última vez que llamaste a un amigo solo para saber cómo estaba? No esperes a que los demás tomen la iniciativa; invierte tiempo para estar presente en los momentos importantes de sus vidas. 
Por otro lado, en la sociedad actual se persigue el individualismo, y tendemos a evitar cualquier momento de intercambio social breve, dado que lo consideramos superfluo y sin importancia, o nos da pereza. Pero incluso ante las relaciones con personas de la vida diaria, como vecinos, comerciantes o personas con las que interactuamos de forma breve, debemos esforzarnos más, dado que tienen un valor importante para nuestra felicidad, y lo que es más importante, para la suya. Una sonrisa y una buena palabra puede alegrarle el día a otra persona. Solo por eso, ya merece la pena. 
Recuerda, invierte más energía en las relaciones en general, y serás más feliz, te lo aseguro. 

Nunca es tarde

Las relaciones humanas no son solo importantes; son esenciales para nuestra salud, felicidad y crecimiento. Recuerda que construir relaciones significativas requiere tiempo y esfuerzo, y que nunca es tarde para empezar a cuidar y fortalecer nuestras conexiones. Empieza a priorizar las relaciones significativas, y verás cómo tu vida se vuelve más plena y feliz. 
Hoy te invito a llamar a un amigo o pasar más tiempo con tus seres queridos. Al final del día, los logros materiales carecen de importancia, pero las personas que estuvieron con nosotros en el camino siempre tendrán un hueco en nuestra memoria. No lo olvides. 
Queridos amigos, espero que hayáis disfrutado del blog, y nos vemos en la próxima.