El espejo del alma 

Los ojos nunca mienten, son el espejo del alma. 
¿Podemos conocer a alguien a través de su mirada? ¿Qué secretos se esconden detrás y cómo podemos controlarlo? 
Está claro que la mirada esconde un gran poder, por lo que debemos aprender a dominarla. Para ello, el primer paso es conocer sus entresijos, y para eso estamos aquí. Hoy, vamos a descubrir el increíble poder de la mirada y que ventaja puede otorgarnos en nuestra vida. ¿Estás listo? Acompáñame.

La conexión humana

Nuestros ojos han evolucionado a lo largo del tiempo, y se han convertido en una parte poderosa y esencial de la comunicación. Desde que nacemos, buscamos la mirada de nuestra madre para sentirnos seguros, creando un vínculo instantáneo, fundamental para el desarrollo emocional y cognitivo del pequeño. Es curioso cómo el contacto visual activa regiones del cerebro relacionadas con la empatía y la comprensión social. 
A menudo, se le da mucha importancia a la comunicación verbal, básicamente porque la tiene, pero pensad en esto: ¿Acaso entendemos a las personas exclusivamente por la información que nos comunican verbalmente? Si fuera así, ¿Cómo es posible que creemos ese importante vínculo con un bebé? Pensad por un momento en el mejor amigo del hombre. Si le preguntáis a cualquier persona que tenga un perro, lo más probable es que coincidan en que es un miembro más de la familia. La conexión con nuestros peludos amigos es incuestionable. La próxima vez que estéis con uno, quiero que os fijéis en su mirada. Nos comunica su estado de ánimo, si quiere comer, jugar, o si está intentando comprender lo que nos ocurre. Además, su mirada relajada libera oxitocina, la hormona del amor, tanto en el cómo en ti, lo cual refuerza aún más el vínculo. De igual forma ocurre en las personas. 
Como podéis ver, la mirada juega un papel fundamental en nuestra vida. Muchas personas lo desconocen, e ignoran cómo pueden aprovecharse de ello, y para eso estamos aquí. Conozcamos su gran poder. 

El poder de la mirada

Punto 1: El espejo del alma
Las señales no verbales, incluida la mirada, construyen una imagen mucho más completa de lo que la persona realmente siente o piensa. Nuestros sentimientos, como la alegría o la frustración, se reflejan en la mirada. Piensa en esto: ¿Alguna vez has visto a alguien sonreír o estar enfadado, pero sus ojos no coincidían con la expresión? Esto no ocurre, ya que la mirada es una ventana a lo que sentimos. Muchas veces, incluso sin darnos cuenta, interpretamos estas señales y actuamos en consecuencia. De ahí la importancia de aprender a dominar la mirada, para relacionarnos de manera más auténtica y significativa, o incluso para influenciar en un momento dado si es necesario. La mirada no solo nos permite percibir la intención y el estado emocional del otro, sino que también influye en la forma en que nos perciben. En situaciones sociales, una mirada cálida y sincera puede generar confianza, mientras que una mirada evasiva puede generar sospechas o incomodidad. 
Para contar esta historia, quiero volver a la frase: Los ojos son el espejo del alma. 
En 1984, un fotógrafo capturó una imagen: los ojos de una niña afgana, Sharbat Gula, en la portada de National Geographic. Seguro que os suena. Su mirada de penetrantes ojos verdes conmovió al mundo, y es lo que la hace una imagen tan poderosa y memorable. La imagen se convirtió en un símbolo del sufrimiento y la resiliencia humana, demostrando cómo una sola mirada puede contar una historia completa sin necesidad de palabras. Estos ojos reflejan la dureza de su cruda experiencia, pero también una profunda humanidad. No son necesarias las palabras, sus ojos son un portal hacia su alma; su mirada es la que cuenta la historia, nos arrastra hacia sus emociones y nos transmite su mundo interno como las palabras nunca hubieran podido hacerlo. 

Punto 2: Los ojos no mienten
Como ya hemos comentado, la mirada es un elemento poderoso que nos ha acompañado a lo largo de la historia. A donde dirigimos nuestros ojos revela lo que valoramos y en qué estamos enfocados. Saber hacia dónde mira alguien nos da pistas sobre qué le interesa, qué emociones experimenta en un momento dado y hasta qué acciones podría realizar a continuación. Nuestro cerebro está programado para leer esto en los demás. Los humanos, a diferencia de otros animales, tenemos la esclerótica blanca, lo que permite detectar fácilmente la dirección de nuestra mirada. Si esta mutación ha sobrevivido y evolucionado a lo largo del tiempo es porque nos ofrece una ventaja:  interpretar las intenciones de los demás y coordinar nuestras acciones con ellos. 
Como veis, la mirada tiene una gran importancia en las relaciones, pero ¿hasta qué punto? Se podría decir que la mirada es el lenguaje del amor. Cuando dos personas se miran fijamente, se establece una conexión especial que va más allá de las palabras. Es por ello, que cuando alguien está interesado en nosotros, o nosotros en alguien, hay una tendencia a buscar y mantener el contacto visual. Es un poderoso indicativo de interés. Pero esto no queda aquí, las pupilas también nos delatan. Cuando miramos a alguien que nos atrae, nuestras pupilas tienden a dilatarse. 
Para demostrar el impacto de la mirada, el psicólogo Arthur Aron realizó un experimento en el que 2 extraños que no se conocían de nada debían mirarse fijamente de manera ininterrumpida durante 4 minutos. Como consecuencia, aumentó la intimidad entre ambos, y experimentaron un sentimiento de conexión. El contacto visual prolongado estimula la producción de oxitocina, la hormona del apego y la confianza, lo que puede generar una sensación de cercanía. Curioso, ¿verdad? 

Punto 3: La mirada del poder
La mirada puede enamorar, pero también puede intimidar. En una situación de poder, una persona que mantiene el contacto visual sin parpadear puede ser percibida como dominante o desafiante. Esto es común en negociaciones o enfrentamientos, donde el control de la mirada puede ser una herramienta estratégica. Incluso hay culturas en las que el contacto visual prolongado o una mirada demasiado directa puede interpretarse como agresiva o irrespetuosa. Es por ello que todos los grandes líderes y comunicadores aprenden a dominar su mirada. Hay momentos en los que mantener el contacto visual puede ser estratégico para dominar la situación. Pero en general, tanto los políticos como los empresarios, o cualquier figura pública trabajan en su contacto visual para fortalecer su impacto en los demás, asegurando que sus palabras sean respaldadas por una mirada genuina y expresiva, que transmita seguridad y confianza. 
Las fotografías, el cine y el arte en general también han utilizado la mirada como un recurso poderoso para transmitir mensajes y conectar con el espectador a un nivel más profundo. Un claro ejemplo es el de Thomas Shelby, personaje de la serie Peaky Blinders interpretado por Cillian Murphy. En la interpretación de Thomas Shelby, los ojos son mucho más que un rasgo físico; son el principal canal de comunicación del personaje. A diferencia de otros personajes que expresan sus emociones y pensamientos a través del diálogo, Thomas se comunica principalmente a través de su mirada, gracias a la cual el espectador puede ver cómo evalúa situaciones, conecta la información y formula estrategias. La mirada, una vez más, se convierte en una ventana a la mente, en este caso del personaje, revelando sus intenciones sin necesidad de palabras. 

Domina tu mirada

Atención. Aprende a observar
Podemos conocer mucho sobre las personas si aprendemos a observar como es debido. Dónde enfocan su atención, como exploran su entorno o reaccionan a ciertos estímulos, puede revelarnos su motivaciones y prioridades. Solo debemos atender a sus señales no verbales y en este caso la mirada. 
En las películas lo hacemos constantemente. Observamos al protagonista y nos preguntamos, ¿Qué estará tramando? Casi sin darnos cuenta, desciframos sus decisiones, sus miradas y sus silencios, con la intención de entender su mente y anticipar sus acciones. El caso es que podemos emplear la misma dinámica en la vida real. Cuando observamos a alguien, podemos identificar qué es lo que busca o necesita, casi como si estuviéramos inmersos en la trama de una película. 
La próxima vez que tengas la oportunidad haz la prueba. Detente un momento y no te limites a escuchar sus palabras, ve más allá. Observa atentamente hacia dónde dirige su mirada, cómo varía su expresión facial en función de lo que dice o de los temas que surgen en la conversación. Con el tiempo, al entrenar tu capacidad para leer estas señales, te darás cuenta de que no solo entiendes mejor a los demás, sino que también puedes anticipar posibles conflictos, fortalecer tus relaciones y conectar a un nivel mucho más profundo. Recuerda que hay un mundo entero de información que se expresa sin palabras. 

Control. Mantén el contacto visual
Aprender a mantener el contacto visual de forma adecuada es esencial para ser percibido como alguien seguro de sí mismo. Como hemos dicho, la mirada es el espejo del alma, pero la “no mirada” también delata lo que sentimos en el momento. Ten en cuenta que evitar la mirada o mirar al suelo de forma constante puede mostrar inseguridad, ya sea porque nos sintamos intimidados por la persona que tenemos delante, o por la situación en sí. Por otro lado, aunque no sea tu intención, también puedes transmitir desinterés, lo cual puede suponer un gran problema depende de en qué circunstancia. Es por ello que debes aprender a adaptar el contacto visual a la situación. Si te cuesta establecer contacto visual, lo más probable es que te sientas nervioso en esas circunstancias. Lo primero es entender que es totalmente normal, y lo segundo aprender a controlarlo. Debes exponerte a esas circunstancias, aunque resulte difícil, con la intención de mantener el contacto visual. Practica la respiración consciente cuando te empieces a sentir nervioso, inspirando profundamente y exhalando por la boca. Lo más importante es que te empujes a ti mismo y que confíes en que puedes hacerlo. Puedes empezar con tus familiares, e ir escalando según te vayas sintiendo más cómodo. La única forma de superarlo es exponerte y atravesar la circunstancia. Cuantas más veces te expongas, más rápido aprenderás a controlar tu mirada. 
También existe el caso contrario. Si evitar la mirada puede mostrar inseguridad, mantenerla en exceso puede ser percibido como agresivo. Unos 3-5 segundos antes de apartar la mirada es el equilibrio perfecto. También hay una regla, la del 50/70, que afirma que debe mantenerse el contacto visual durante el 50 % del tiempo que se habla y el 70 % del tiempo que se escucha. No tienes que ponerte a cronometrar cada interacción que tengas, pero es una buena regla general que puedes adaptar a tus conversaciones. 

Adaptación. Refleja la energía de la otra persona
Debes aprender a adaptar tu mirada a la energía de la otra persona. En cada interacción, ajusta tu enfoque teniendo en cuenta el contexto para reflejar la energía que la persona te está transmitiendo. Me explico. Si estás interactuando con una persona tímida, no mantengas un contacto visual muy intenso. Busca su mirada, pero devuélvele una expresión de calma y comprensión, asintiendo con la cabeza y mirando de forma calmada y serena por ejemplo. Por poner otro ejemplo, si a tu amigo le ha pasado algo importante y sientes que necesita hablar, una mirada atenta y relajada puede marcar la diferencia, mostrando interés genuino y empatía. De esta forma fortalecerás el vínculo, y harás que la otra persona se sienta escuchada y comprendida. 
Por otro lado, seguro que le has escuchado decir a alguien que X persona le transmite una energía negativa, o lo contrario. Bien, quiero que comprendas que cuando alguien dice que una persona le transmite una cierta energía, es por que están analizando de forma inconsciente detalles casi imperceptibles en la otra persona, como pueden ser las microexpresiones. Hay personas a las que se les da mejor percibir estas expresiones, y por ende, leer a los demás. Puede que seas tú esa persona, o puede que no. El caso es que debemos aprender en la medida de lo posible, a prestar atención a estas expresiones. Un ejemplo es el de la sonrisa de Duchenne, la cual indica una emoción espontánea y genuina cuando sonreímos, dado que contraemos los ojos, en específico el músculo orbicular, el cual no podemos contraer a voluntad. Las microexpresiones dan para un vídeo extenso, así que si os interesa os invito a dejármelo en los comentarios. 

Los 3 pilares

Aprender a dominar tu mirada es una herramienta poderosa que te ayudará en innumerables circunstancias. Si trabajas en las claves que hemos ido viendo a lo largo del video, podrás leer lo que no se dice, controlar la manera en que te comunicas a través de tu mirada y podrás adaptarte mejor al entorno emocional. Con estos tres pilares, estarás en camino de un crecimiento sin precedentes. Confía en tu capacidad y ten paciencia. Queridos amigos, nos vemos en la próxima.