Los secretos detrás de la ansiedad
En el blog de hoy vamos a hablar sobre la ansiedad.
Una de las razones por la que tanta gente siente ansiedad hoy en día es porque no son conscientes de cómo funciona realmente.
Puede que tengas una idea genérica de lo que es la ansiedad, pero…
¿Cómo consigues que no interfiera en tu día a día?
Lo cierto es que cuando sientes ansiedad, resulta realmente difícil lidiar con ella.
Pero la buena noticia es que hay una forma de hacerlo. Hay una respuesta.
Lo primero de todo es entender la ansiedad, ya que para luchar contra el enemigo lo primero es conocerlo.
Más adelante, exploraremos las 4 herramientas más útiles que puedes empezar a aplicar en tu día a día desde ya.
No sólo te ayudarán a manejar la ansiedad cuando aparezca, sino que también serán clave para prevenirla.
Acompáñame a conocer los secretos detrás de la ansiedad.
Entendiendo la ansiedad
Lo primero que debes comprender es que la ansiedad es una respuesta adaptativa que lleva con nosotros mucho tiempo.
Es un mecanismo que les permitía a nuestros ancestros, y aún nos permite a nosotros, hacer frente a los peligros reales.
Imagina que estás en la selva, y te encuentras con un animal salvaje…
Tu corazón empieza a latir más rápido para bombear más sangre, la frecuencia respiratoria aumenta, los músculos se tensan, la adrenalina recorre tu cuerpo…
Tu cerebro ha activado el sistema de lucha o huida.
Ahora, estás preparado para luchar contra el animal o, en su defecto, huir antes de convertirte en su tentempié de media tarde.
Taquicardia, tensión muscular, sudoración…
Si te fijas, todos estos síntomas son propios de la ansiedad.
El problema es el siguiente:
Hoy en día, muchos de los peligros que activan la ansiedad solo existen en tu mente.
Es aquí donde la ansiedad deja de ser una conducta adaptativa, para convertirse en un problema que hay que controlar.
Tu cerebro se “ha equivocado”, y ha activado esta respuesta por culpa de tus pensamientos.
Con esto quiero decir que la ansiedad de por si no es mala.
El problema viene cuando se activa sin necesidad, generando malestar y convirtiéndose en un obstáculo.
Empiezas a vivir la vida en un estado constante de lucha o huida.
Los 3 pilares de la ansiedad
En primer lugar tenemos el componente cognitivo, esa percepción de amenaza que desencadena la ansiedad.
Nuestro trabajo ahora es identificar esa amenaza imaginaria.
Puede ser por ejemplo el hecho de tener que dar una charla delante de tus compañeros de trabajo, o pensar en tu futuro.
El segundo es el componente fisiológico, la respuesta del organismo ante ese peligro imaginario.
El corazón empieza a latir más rápido, no puedes controlar tus pensamientos…
Si alguna has sentido ansiedad sabrás de lo que estoy hablando.
Existen estrategias que veremos más adelante para controlar estas respuestas.
El último eslabón de la cadena es el componente motor.
Luchar o huir.
Muchas veces sentimos ansiedad y dejamos de hacer aquello que la provoca.
Si bien he dicho que no debemos quedarnos atrapados en ese escenario imaginario y catastrófico, también es importante enfrentar la situación real, para comprobar que nuestros temores eran infundados y que no hay nada que temer.
Una vez entendidas las bases de la ansiedad, vamos a ver paso a paso cómo podemos lidiar con ella.
Luchando contra la ansiedad
Punto 1: Abraza la ansiedad
Lo primero es comprender que la ansiedad es parte de la experiencia humana.
En lugar de resistirte, debes observarla sin dejar que controle tu vida.
Aunque lo que estás sintiendo es sin duda desagradable, hay una ventaja en todo esto: la ansiedad te está comunicando algo.
Te está dando pistas de valor sobre algo que no funciona como debería.
Debes encontrar cual es el origen del problema, para poder arrancarlo de raíz.
Si solo te centras en aliviar los síntomas, el malestar desaparecerá temporalmente, pero el problema subyacente que lo causó seguirá latente en tu interior…
esperando otro momento de debilidad para manifestarse.
Incluso aunque sea necesario trabajar con medicación porque el caso sea grave y lo precise, hay que encontrar el origen del problema; su etiología.
Cabe destacar que la ansiedad tiene múltiples factores (biológicos, ambientales, traumáticos, etc.) y no siempre es sencillo identificar una causa única, por lo trabajar con un profesional puede ser una opción necesaria.
¿Te has preguntado alguna vez cuál es la razón oculta detrás de lo que sientes?
Puede que la ansiedad te este diciendo que te exiges demasiado.
La autoexigencia extrema genera frustración y perpetúa la ansiedad.
Debes aceptar que hay cosas que no puedes controlar.
Aprender a soltar aquello que está fuera de tu alcance.
Céntrate en lo que está bajo tu control, como prepararte esa presentación lo mejor que puedas, pero sin castigarte si el resultado no es perfecto. No pasa nada, no es el fin del mundo.
La perfección es una ilusión, y perseguirla solo alimenta tu ansiedad.
En lugar de eso, celebra tu esfuerzo y reconoce tus logros, por pequeños que sean.
Aceptar la incertidumbre y confiar en tu capacidad de adaptación te ayudará a liberarte del peso de la autoexigencia.
La clave está en encontrar un equilibrio entre dar lo mejor de ti y ser amable contigo mismo.
Para ello, hay algo que te puede ser de gran utilidad, vamos a verlo.
Punto 2: Refuerza la relación contigo mismo
Es totalmente comprensible cometer errores, todos los cometemos de vez en cuando.
La clave está en no castigarnos por ellos.
Lo que vales como persona no cambia por haber cometido un simple error.
En cambio, debes empezar a valorarte de forma realista.
Para ello, el primer paso es recordar y valorar tus recursos personales.
Seguro que en el pasado fuiste capaz de superar más obstáculos de los que recuerdas.
Quiero que reflexiones sobre ello, y aprendas de cómo lograste superarlos.
Identifica esas situaciones difíciles del pasado.
Si pudiste superarlas…
¿Qué te hace pensar que no vas a poder superar las circunstancias actuales?
No es solo que tengas las mismas capacidades que antes, sino que ahora tienes más.
Has recorrido más camino, y tienes más recursos de los que tenías.
Solo tienes que confiar en tu capacidad.
No subestimes la capacidad de afrontamiento que ya has demostrado en el pasado.
También puedes ampliar la perspectiva preguntando a otros, como seres queridos, familia o amigos en los que confíes, qué aspectos positivos destacarían de ti.
El segundo paso es esencial.
Ya hemos dicho que la perfección es una ilusión.
Invertir nuestro tiempo en buscar la perfección por miedo a fallar es la receta perfecta para la inacción.
Esa mentalidad de perfeccionismo alimenta tu ansiedad y te paraliza por completo.
Entras en un ciclo de dudas y miedo al fracaso.
El caso es que la única manera de reducir esa ansiedad es precisamente tomando acción.
Cada vez que das un paso adelante, le demuestras a tu mente de lo que eres capaz.
La acción, aunque imperfecta, genera confianza y rompe el ciclo de preocupación.
Con el tiempo, la ansiedad disminuye porque aprendes que puedes manejar cualquier resultado, incluso si no es ideal.
Si no sabes cómo tomar acción o hacia donde dirigir tus energías, el siguiente punto te va a ser de gran utilidad.
Punto 3: Encuentra tu propósito
No me cansaré de decirlo:
El sentido de la vida no se basa solo en los logros externos, sino en el valor intrínseco de quién eres.
La sociedad nos enseña a medir nuestro éxito en función de lo que conseguimos: títulos, dinero, reconocimiento…
Pero cuando reducimos nuestra vida a una lista de metas cumplidas, nos desconectamos de lo más importante:
nuestro propio ser.
Vives constantemente en el futuro, pensando cual es el siguiente paso que debes dar, y te olvidas de vivir en el presente.
Dejas que tu autoestima dependa únicamente de los éxitos, por lo que cada fracaso se convierte en una amenaza.
Es inherente al ser humano el buscar siempre más y no conformarse con lo que tiene, por lo que es esencial entender este hecho para no sentir que estamos yendo cuesta abajo y sin frenos; sin ningún tipo de control.
Para fortalecer tu bienestar emocional, es esencial ir más allá de la validación externa y conectar con lo que realmente da sentido a tu existencia; conectar con un propósito mayor.
Para ello, debes reflexionar sobre lo que realmente da sentido a tu vida.
Pregúntate:
• ¿Qué es lo que realmente me llena?
• ¿En qué momentos me he sentido más en paz y conectado conmigo mismo?
Muchas veces, el sentido no está en grandes logros, sino en experiencias cotidianas:
• Una conversación significativa
• Un acto de bondad
• El crecimiento personal que surge de los desafíos
Reconocer esto te ayudará a anclar tu mente en el presente cuando sea necesario.
Encontrar satisfacción en el ahora, en lugar de vivir esperando un futuro mejor.
Otra de las cosas que considero de vital importancia es la gratitud.
La mente humana tiende a enfocarse en lo que falta, en lo que aún no ha conseguido.
Pero cuando entrenamos nuestra mirada para notar lo que ya tenemos, nuestra percepción cambia.
Apreciar lo simple…
• Nuestros ojos, que nos permiten apreciar la belleza de nuestro mundo y que damos por sentado
• El sentimiento de alivio y calma que nace de reír con un buen amigo en un momento difícil de la vida
• La oportunidad de empezar un nuevo día.
Siempre hay algo que agradecer, y hacerlo te arrastra al presente.
Y no, la gratitud no implica ignorar lo que quieres mejorar, sino equilibrar la balanza para no vivir en un estado constante de insatisfacción.
Cuando aprendes a valorar quién eres más allá de lo que logras, y a agradecer lo que ya tienes, la ansiedad pierde poder sobre ti.
Punto 4: Vive el presente
Lo más importante de este video: vive el presente.
He ido dando pequeños tips y pinceladas sobre este punto a lo largo del video, pero merece una breve mención aparte.
¿Por qué?
Porque como ya hemos dicho, la ansiedad es tu mente viviendo en el futuro, así que no hay mejor forma de lidiar con ella que aprendiendo a traer tu mente al presente.
En lo personal, me es de gran utilidad practicar la atención plena por medio de ejercicios de respiración y mindfulness.
Tienes miles de ejercicios que puedes buscar fácilmente por internet, y es una herramienta muy poderosa para calmar la mente y anclarte en el ahora.
Estas prácticas, aparte de calmar tu cuerpo y mente, te ayudan a reconocer que la mayoría de los pensamientos que te generan ansiedad son una absoluta distorsión que no refleja la realidad.
Si calmas tu mente y te haces consciente de este hecho, te aseguro que serás capaz de dejarlos pasar, liberando espacio mental para centrarte en lo que puedes controlar ahora.
Enfócate en lo que puedes hacer en el presente en lugar de quedarte atrapado en el pasado o preocupándote por el futuro.
Otra bonita forma de anclar tu mente al presente es involucrarte en actividades que te hagan sentir dueño de tu vida.
Como ya hemos dicho, las técnicas de mindfulness o incluso la meditación pueden ser de gran ayuda.
En lo personal, el ejercicio también me ayuda muchísimo.
Hay muchas formas de ejercicio, seguro que encuentras alguna que encaje contigo.
Liberas tensiones y te centras en el ejercicio en sí.
Tu mente no tiene tiempo para más.
También puedes buscar hobbies o actividades creativas que disfrutes.
Escribir, pintar, cocinar…
El caso es canalizar tu energía y explorar nuevas facetas de ti mismo que te eran desconocidas.
Hay mil formas, el caso es trabajar en ti mismo y encontrar las que en lo personal te funcionen.
Recuerda, dirige tu mente a cosas importantes de tu vida.
Hazte dueño y toma el control de tu mente.
Constancia
En esencia, centrarte en el presente no significa ignorar el pasado ni construir fantasías sobre el futuro…
sino reconocer que cada instante es una oportunidad para actuar, crecer y reafirmar tu control.
Con práctica y constancia, estas herramientas te permitirán transformar la ansiedad en un aliado para mejorar tu calidad de vida.
Ten paciencia y confía en ti.
Espero que os haya sido de utilidad.
Queridos amigos nos vemos en la próxima.