Cómo aprender tan rápido que parezca ilegal

No te han enseñado a aprender de la forma correcta.

Por eso tardas más de lo que deberías.

Hay una forma sencilla de solucionar este problema. 

En este blog vas a aprender las claves para aprender en 2 meses lo que otros tardan años.

Aprenderás a adquirir conocimiento útil y aplicable a cualquier proyecto de vida en el que estés inmerso.

Cuando acabes el blog y tengas la imagen general al completo sabrás de lo que estoy hablando. 

¿Estás listo? Acompáñame.

La psicología detrás del aprendizaje

El primer problema con el aprendizaje es el propósito hacia el cual está dirigido.

Una forma muy sencilla de visualizar este punto es teniendo en mente lo que no debería ser. 


Los errores del sistema
Piensa en esto: 

Cuando los niños entran en la rueda del sistema educativo, empiezan entusiasmados.

El caso es que poco después ya no quieren ir.

Aprenden a ver el aprendizaje como una obligación.

Ellos no eligen lo que quieren aprender, es el sistema el que les impone lo que deben aprender.

Al principio tiene sentido, pero a medida que los alumnos avanzan van conociendo sus intereses.

Aún así el sistema educativo les sigue guiando y moldeando a todos por igual, cuando ninguno de ellos es igual al otro.

Tienen intereses y capacidades variadas, pero no se potencian esas capacidades. El aprendizaje no está bien direccionado. 

Ser conscientes de esta realidad es clave, ya que es aquí donde se empiezan a formar los esquemas de pensamiento que la mayoría mantiene durante toda su vida.

Lo importante de este punto es comprender que el aprendizaje impuesto, como en el sistema educativo, no funciona porque no está alineado con un propósito que resuene con el individuo.

Normalizamos esta situación porque crecemos con ella, y perdemos de vista la clave del aprendizaje: tener un propósito real. 


Escoge un proyecto
Por lo tanto, para potenciar nuestra capacidad de aprendizaje, el primer punto es escoger un proyecto.

¿Por qué?

Porque aprendes mucho más rápido si el aprendizaje tiene una función específica.

Hablamos mucho de un propósito claro, e incluso para aprender es necesario.

No tiene sentido invertir tu tiempo en adquirir conocimiento si no sabes para qué lo estás adquiriendo.

Mi propósito por ejemplo puede ser hacer un video sobre las relaciones para la semana que viene.

Tengo ese propósito en mi cabeza.

Como consecuencia, cada vez que lea información al respecto, me va a ser más sencillo recordarla, ya que está conectada con el propósito de hacer ese video en especifico para la semana que viene.

Esto es aplicable a cualquier campo.

Al estudiar psicología mi propósito era ayudar a las personas a sanar su mundo interno, y cada vez que recibía información que me ayudara a conseguir ese objetivo, esa información quedaba impresa en mi mente.

Esta ha sido mi forma de operar en la carrera y en todos los estudios de posgrado, y os aseguro que funciona.

Sin embargo, de nada sirve ese propósito si no se lleva a la acción.

Lo que nos lleva al aprendizaje a través de la acción. 


Aprendizaje a través de la acción
La tendencia general es tener todo bajo control antes de empezar.

Conocer todo lo que se tiene que conocer, para que al comenzar ya tengamos todas las respuestas.

Buscamos un resultado perfecto desde el primer día.

Esto es un completo error.

Por mucho que quieras saber y controlarlo todo antes de empezar, hay preguntas y cuestiones con las que ni siquiera cuentas. 

La propia acción te va a llevar a más preguntas, y esas preguntas te harán buscar respuestas enfocadas al ámbito en el que estés inmerso.

Eliminas el ruido y te centras en lo que realmente importa.

Aprendes más rápido porque lo que aprendes es relevante para ti, has reflexionado sobre ello y lo estás aplicando.

Cuando intenté hacer mi primer video me di de bruces con mil problemas.

Uno de ellos, la edición.

Algo sabía por proyectos anteriores en los que estuve trabajando.

Cuando no sabía hacer algo, buscaba información y aplicaba lo aprendido.

Intente hacerlo primero antes de buscar información sobre cómo hacerlo. 

Por lo general, se suele hacer lo contrario.

El motivo más común de no tomar acción desde el minuto uno es el miedo, por lo que es de vital importancia comprender lo siguiente. 


Éxito vs. Error
Cuando tenemos éxito, nuestro cerebro libera dopamina, una sustancia que nos hace sentir bien y refuerza lo que hemos aprendido.

Ayuda a consolidar esas nuevas conexiones neuronales que se han formado.

Pero cuando cometemos errores, también están pasando cosas muy interesantes en nuestro cerebro que nos ayudan a aprender.

Esto puede ser un poco complejo, así que quédate conmigo porque es necesario que lo entiendas. 

Cuando cometemos errores, se desencadenan procesos complejos en nuestro cerebro que pueden favorecer el aprendizaje.

Los errores pueden generar una respuesta moderada de estrés que ayuda a mantener la atención.

Esta respuesta activa la liberación de diversos neuromoduladores, que facilitan la neuroplasticidad.

¿Por qué?

Porque modulan la actividad neuronal y promueven la reorganización sináptica.

Entre ellos se encuentra la acetilcolina, que contribuye al aprendizaje y a la formación de nuevas conexiones sinápticas, entre otras funciones. 

Resumiendo, el éxito refuerza lo aprendido y los errores nos ayudan a aprender más y mejor, por lo que no hay razón para temerlos.

Si nunca falláramos, nuestro cerebro no crecería.

El fracaso es parte del camino hacia el aprendizaje. 

Sin embargo, de nada sirve fallar si no se reflexiona sobre el error.

Pasa mucho hoy en día y no solo con los errores.

Tendemos a acumular mucha información y a no reflexionar sobre ella, lo cual nos lleva al siguiente punto. 

Domina el aprendizaje

Método Feynman
Imagina que alguien te da su número de teléfono.

Quieres guardarlo, así que mientras buscas el papel, buscas el boli, se te cae al suelo, lo recoges, cuando vas a escribir no pinta, tienes que buscar otro…

Repites en tu cabeza el número una y otra vez. Cuando por fin consigues escribirlo, desaparece de tu mente. 

Si la repetición fuera una estrategia eficiente, ese número ya estaría en tu mente y no necesitarías apuntarlo.

El caso es que la repetición es el método que todos utilizamos cuando tenemos que estudiar algo.

Cogemos un texto y lo repetimos 200 veces hasta que se nos queda.

En la presentación o el examen escupimos la información como loros y el sistema educativo nos premia con una buena calificación.

El problema es que esa información no va a durar mucho en nuestra memoria.

Puede ser de utilidad si, pero por sí sola, la repetición no nos otorga un aprendizaje real.

Por lo tanto, cuál es la alternativa.

Lo primero que debes comprender es el por qué.

¿Por qué la repetición no es una técnica útil?

Porque no se reflexiona sobre el contenido.

Esta es la clave. 

La memoria funciona como una red en la que toda la información se conecta.

Al intentar memorizar un número, buscamos patrones, fechas u otras referencias que nos ayuden a retenerlo.

Incluso las reglas mnemotécnicas se basan en asociar la información a un patrón que facilite su recuerdo. 

Entonces, la clave del aprendizaje es reflexionar sobre lo que se está aprendiendo.

Una profesora de la universidad me dijo que hasta que no sabes explicar algo, no lo sabes.

Por mucha información que tengas, si no la enlazas y reflexionas sobre ella, no se quedará en tu mente.

Por mucho que creas saber sobre algo, intenta explicarlo y verás que no lo tienes tan claro como creías.

Saber explicar es el verdadero indicativo de conocimiento.

Esto nos lleva a la Técnica Feynman

La Técnica Feynman es un método de aprendizaje popularizado por el físico Richard Feynman.

En pocas palabras, se trata de comprender profundamente un concepto explicándolo en términos sencillos como si se lo estuviéramos enseñando a alguien sin conocimientos previos.

Para ello: 

Lo primero obviamente es elegir el tema que quieras comprender. 

Una vez elegido el tema lo que debes hacer es explicar el concepto de la forma más sencilla posible.

Puede ser perfectamente lo que estoy haciendo ahora, explicar la técnica Feynman de la forma más sencilla posible para que sea más accesible.

Puede ser también un paso a paso de como usar una función de un programa.

El caso es que es aplicable a cualquier campo.

Puedes explicárselo a un amigo, a tu abuela, a tu padre…

A quien sea, y practicar. 

Una vez intentes simplificarlo y lo expliques, te vas a dar cuenta de las dificultades que tienes en explicar algo en especifico.

Ahí acabas de identificar las lagunas de conocimiento en las que tienes que trabajar más.

Significa que tu comprensión en ese punto es débil.

Debes volver al material original, volver a profundizar en esos conceptos y luego intentar explicarlos de nuevo de la forma más sencilla posible.

Al intentar explicarlo de forma sencilla te fuerzas a reflexionar sobre el contenido y a hacer conexiones.

Lo que aprendas con este método no desaparecerá de tu mente con facilidad.

Además, si te habitúas a usar esta técnica, aprenderás a comunicar conceptos con mayor claridad, y podrás llegar a más gente. 


Efecto Zeigarnik
El efecto Zeigarnik postula que recordamos mejor las tareas inacabadas o las que han sido interrumpidas, que las tareas completadas.

Para entenderlo mejor, Darwin ejemplifica perfectamente este proceso:

Darwin trabajaba en sus investigaciones en bloques concentrados de tiempo, por lo que se enfocaba intensamente en los problemas que quería resolver.

Cuando llegaba la hora de descansar, dejaba un problema sin solucionar y tomaba largas caminatas.

Durante estos paseos, su cerebro se ponía en lo que se conoce como el “modo por defecto” o “red neuronal por defecto”, un estado de reposo en el que el pensamiento consciente se relaja y el cerebro procesa de forma subconsciente la información acumulada.

Por eso también se dice que mientras dormimos seguimos procesando la información y la terminamos de asimilar.

Esto facilita que surjan nuevas ideas y respuestas a los problemas que se intentan solucionar.

Además, también hay que tener en cuenta que la información recién aprendida es inestable, y puede perderse si intentamos meter en el cerebro nueva información.

Esto se conoce como interferencia retrógrada. 

Por lo tanto, la clave es alternar periodos de trabajo enfocado y descanso activo (como los paseos en este caso) para potenciar la creatividad y la resolución de problemas.

De esta forma le damos a la mente el espacio necesario para reorganizar y encontrar soluciones innovadoras. 

¿Cómo lo hacemos?

Estructurando las sesiones de estudio con pausas estratégicas.

Por lo general, el pico máximo de concentración dura más o menos 90 minutos.

Estudia 90 minutos y luego lleva a cabo un descanso activo.

Cuando llegue la hora del descanso, deja abierta una pregunta, o una explicación sin finalizar.

Puede ser útil fusionar la técnica Feynman de la que hemos hablado con este efecto.

A la hora de simplificar y explicar la información, deja sin resolver las lagunas de conocimiento que hayan ido apareciendo.

Durante el descanso activo, tu cerebro buscará la respuesta y reforzará las que ya tenga claras. 

En mi caso, cuando estoy reflexionando sobre algo de lo que quiero hablar en un video o sobre algo que esté estudiando, salgo al campo a pasear para pensar antes de buscar más información al respecto.

Anoto las conclusiones y perspectivas que hayan ido surgiendo, y luego las comparo con la información que encuentre durante una búsqueda activa.

Esto me ayuda a recordar la información que encuentre y a reforzar lo que ya sé.

El caso es que, se emplee la técnica que se emplee, todas tienen algo en común.

El elemento común

Como decíamos, el elemento común es que cualquier técnica que empleemos implica dedicarle tiempo al tratamiento de la información que queramos aprender.

Requiere esfuerzo, pero es la única forma de alcanzar un aprendizaje útil y bien enfocado, que nos ayude a conseguir las metas que tengamos en mente. 

Lo que quiero decir con esto es que, hagamos lo que hagamos, el trabajo duro es la única respuesta, y el único camino hacia el progreso. 

Estoy seguro de que estas técnicas os ayudarán a lograr un aprendizaje más eficiente y sobre todo, significativo. 

Queridos amigos, nos vemos en la próxima.