Esto te encontrará cuando más lo necesites. 

TIENES 2 OPCIONES

Muchas cosas pueden cambiar en 5 años. 

Hace unos días estaba haciendo limpieza en el disco duro.

Ahí guardo literalmente toda mi vida.

Cuando pasa algún tiempo me gusta volcar los archivos del móvil al disco duro para liberar espacio.

La semana pasada lo hice, y mientras rebuscaba entre las fotos antiguas, me encontré algo que me hizo pensar.

Una foto del salón de mi antigua casa.

Yo me mudé hace un par de años, tampoco es que haya pasado mucho tiempo.

Pero la foto, sacada hace 5 años, no mostraba el salón tal y como lo recordaba.

Días después de sacar esa foto, remodelamos el salón.

Cambiamos muebles de sitio, pintamos de otro color…

Nada del otro mundo, simplemente no me acordaba.

Esto me hizo pensar cómo cambian las cosas en unos pocos años.

Ya no es que ni siquiera esté viviendo en esa casa, ni en esa ciudad, sino que ni siquiera recordaba cómo era mi antiguo salón unos años atrás. 

La historia no acaba aquí.

Mientras intentaba imaginar lo que pensaba mi yo de hace 5 años, en ese salón, en esa casa, sobre el futuro…

Encontré una captura de pantalla con la siguiente frase: 


La gente sobreestima lo que puede hacer en un año y subestima lo que puede hacer en una década. 

– Tony Robbins


Tenemos miedo de cómo van a evolucionar las cosas de aquí a un tiempo.

Si vamos a lograr nuestros objetivos, si vamos a encontrar a alguien especial, si las cosas van a cambiar…

Mi yo del pasado se preocupaba por estas cuestiones, casi de la misma forma que mi yo del presente.

Igual por eso quise guardar conmigo esa frase.

Echad la vista 5 años atrás y veréis todo lo que habéis avanzado y lo mucho que ha cambiado todo.

Ahora mirad una década atrás.

Es impresionante. 

El caso es que tu vida dentro de unos años no va a ser la misma. No puedes hacer nada para evitarlo.

Estás en una constante transformación, tanto tú como el mundo que te rodea.

La clave aquí es la siguiente.

La vida te va a cambiar sí, pero cómo cambie está en tus manos, y en las de nadie más.

Piensa en la vida como un videojuego.

Tu eres el personaje principal. El protagonista de la trama.

Según avanzas en la historia, eres tú quien elige cuál es el siguiente paso.

No sabes hacia dónde te va a llevar esa elección, pero es tu trabajo decidir.

Yo decidí remodelar ese salón, y aunque en el momento no tenía gran importancia, ahora me ha empujado a compartir esto con vosotros.

Mudarme fue una decisión infinitamente más difícil.

Pero si me atreví a dar el paso fue por el siguiente motivo. 

Ante ti, cada día, se presentan dos opciones, como si de la pastilla azul o roja se tratara. 

La opción número 1 
La opción fácil, dentro de tu círculo de seguridad.

No existe ningún reto significativo al que debas hacer frente.

Acostumbrado a la opción 1, probablemente seas de esas personas que se ahogan en un vaso de agua.

Pero es normal.

Cuando no hay nada que te empuje a convertirte en la mejor versión de ti mismo, te acostumbras a vivir en la comodidad.

Buscas distracciones de todo tipo a todas horas.

Autosaboteas tus proyectos, o buscas aquellos que no te demanden mucho esfuerzo.

Vives a base de excusas, siendo un mero espectador del mundo que te rodea.

Como ya he dicho, cada cual elige.

Si es lo que quieres, adelante.

Es tu vida.

Pero quiero pensar que si has entrado a este blog, eres de los que buscan algo más.

Para ti traigo…

La opción número 2
Esa incómoda decisión que lo cambia todo.

En mi caso, dejarlo todo atrás y mudarme a otra ciudad.

Hay quien se muda a otro país, quien cambia de trabajo, quien estudia (aunque para muchos sea “tarde”) la carrera que no pudieron estudiar en su día…

Todos, por mucho que intenten negarlo, desean un cambio.

El caso es que pocos están dispuestos a hacer lo que es necesario para convertir ese deseo en una realidad.

De hecho, estoy seguro de que has entrado a este blog porque has estado eligiendo la opción 1 demasiado tiempo.

Ya lo he dicho en alguna ocasión, pero no hay ningún libro de autoayuda, charla o video que vaya a ayudarte, si no estás dispuesto a hacer el trabajo duro.

Puedes escoger ser la audiencia del cambio;

entretenerte mientras tu cerebro piensa que estás haciendo algo útil y tu neuroquímica te premia por ello;

o empezar a cambiar tu forma de ver las cosas.

LA REGLA DEL 1%

La primera vez que me planteé crear contenido, me sentí completamente abrumado por todo lo que debía aprender.

Ya el simple hecho de ponerme delante de una cámara a hablar me resultaba incómodo.

Si nunca lo has hecho, es una sensación extraña al principio.

Por aquel entonces estaba estudiando psicología en la universidad, y si algo tenía claro es que quería abrir este canal por el mismo motivo que me llevó a estudiar la carrera:

ayudar a las personas.

Para ello, tenía que aprender a comunicar de forma clara y atractiva, tenía que aprender lo básico sobre edición, como funciona Youtube, sus métricas, el proceso desde que nace una idea hasta que escribes un guion válido…

Y muchas cosas más que van apareciendo por el camino. 

La razón por la que no empecé en su día, fue porque el abrumador muro que tenía delante me lo impedía.

Aún no tenía las herramientas necesarias para trepar por él y sobrepasar todos los obstáculos que he mencionado.

Tampoco tenía muy claro cómo compaginarlo con mi vida.

Me estaba centrando en el 100% de las cosas, lo cual es abrumador y paralizante.

Solo cuando comprendí la regla del 1% me atreví a dar el primer paso. 

Esto consiste en hacer justo lo contrario a lo que estaba haciendo.

Lo único que debes hacer es centrarte en mejorar un 1% cada día.

Cuando te centras en ese pequeño paso, dejas de tener miedo por todo en lo que sabes que debes convertirte para alcanzar tus metas.

En mi caso, ese 1% fue escribir.

Empecé a guionizar sobre las ideas que me llamaban la atención.

Reflexiones como esta, que me hacían indagar más en mis conocimientos, y sobre todo, en mis propias lagunas.

Poco a poco fui mejorando, ya que cada día es un poco más fácil.

Lo más complicado sin duda alguna es dar ese primer paso, por eso debe ser pequeño.

Luego te aprovechas de la inercia.

Te topas con preguntas, buscas respuestas que a su vez te llevan a más preguntas…

Poco a poco (de 1% en 1%) vas construyendo una versión de ti más capaz de conseguir el objetivo que deseas conseguir. 

NO EXISTE EL FRACASO

El problema es que esa inercia, al igual que la motivación, no dura para siempre.

Y es que dar el primer paso es crucial, pero continuar dando pequeños pasos cada día es mucho más importante. 

¿Por qué? Porque no existe el fracaso si no dejas de intentarlo. 

Quiero que imagines algo.

Imagina que hoy mismo empiezas a trabajar en tus sueños.

Imagina que das ese primer paso, y después te comprometes a seguir avanzando cada día.

Sin excusas.

Sin procrastinar cada tarea.

Sin preocuparte por el tiempo que te va a llevar conseguir tus objetivos.

Sin miedo a caer.

Sin miedo a levantarte una y otra vez.

Imagina cómo cambiaría tu vida de aquí a 5 años.

Ahora dime…

¿No merece la pena? 

Si alguien le llega a decir a mi yo de hace 5 años lo mucho que le iba a cambiar la vida, no se lo hubiera creído.

Si lo llego a saber, os aseguro que hubiera tomado cada decisión que he tomado con mucha más fuerza, y sobre todo…

Antes.

Pero sin duda, todo tiene un tiempo.

El mío era este, y ahora que soy consciente de lo mucho que puede cambiar todo en tan poco tiempo, miro al futuro con ganas, no con miedo.

Nadie sabe lo que le deparará el mañana, pero si algo quiero que te quede claro cuando acabe este video, es que nunca es tarde para cambiar.

Siempre es un buen momento para volver a empezar.

No puedes cambiar el pasado, pero puedes empezar, desde el lugar en el que estás ahora mismo, a cambiar tu futuro.

La vida no es un camino lineal, y creedme cuando os digo, que pueden pasar grandes cosas de aquí a tan solo 5 años. 

Espero que este blog os de el impulso que estabais buscando. 

Nos vemos en la próxima.