El Arte de la Comunicación

¿Alguna vez has escuchado hablar a alguien y has deseado poder comunicarte como él?

El don de la palabra, tan fácil es hablar, como difícil saber hacerlo bien.

Hay mil formas de comunicar una idea, pero os aseguro que la forma de comunicarla, puede llegar a ser incluso más importante que la propia idea en sí.

Es una realidad que aprender a comunicar de forma efectiva es crucial para el éxito tanto personal como profesional.

Es por ello que en el blog de hoy vamos a tratar las claves para convertirnos en mejores oradores, para lograr que nuestras palabras calen más en la gente.

Vamos a ello. 

El Arte de Comunicar 

En muchos ámbitos la comunicación puede llegar a ser un arte.

Vamos a empezar por lo básico.

A menudo se piensa que la comunicación son solo palabras, pero no se trata solo de eso.

El lenguaje corporal, el tono de voz, las expresiones faciales…

Todo juega un papel fundamental en la comunicación.

Mientras hablamos el oyente se fija en todo:

cómo nos movemos, donde miramos, nuestra respiración, si estamos nerviosos o calmados…

En pocas palabras, no estamos solos.

Enfrentarte a esa realidad genera nervios, e incluso en casos más extremos, miedo escénico.

Pero aun siendo un manojo de nervios, es muy importante transmitir confianza…

Y aunque imaginarte al público en ropa interior puede ayudar, con lo que vas a aprender en este video no te será necesario. 

El Jarrón Perfecto 

La mejor forma de dominar algo es, sin duda, hacerlo una y otra vez.

No hay más.

A esto se le conoce comúnmente como tener tablas.

Cuantas más veces te enfrentes a tu miedo y hables en público, mejor comunicador serás. No hay mejor ejemplo que el de los jarrones. 

En una clase de cerámica se les pidió a los alumnos que hicieran un jarrón. La diferencia fue que a la mitad de la clase se le pidió que en un periodo de 2 semanas debían hacer un solo jarrón, pero este tenía que ser perfecto. Al segundo grupo se le pidió que en el mismo periodo de tiempo hicieran tantos jarrones como pudieran, sin importar el resultado. El primer grupo se pasó la mayoría del tiempo estudiando cómo hacer un jarrón, las formas, la técnica… Discutieron sobre el proceso más óptimo a llevar a cabo para conseguir el cometido, pero cuando decidieron poner sus ideas y conocimientos en práctica, no consiguieron hacer un jarrón perfecto. Mientras tanto, los miembros del segundo grupo se pusieron a hacer jarrones como locos, uno tras otro. Los primeros 10 salieron de pena, los siguientes algo mejor, pero el último jarrón era más que perfecto, era un jarrón único y original, todo gracias a la práctica, a la prueba y error. 

Cuanto más comuniques, cuanto más te expongas a esas situaciones que te dan miedo, más rápido mejorarás.

Te aseguro que acabarás haciendo el jarrón más bonito que hayas visto en tu vida.

Toma acción, es lo único que quiero que entiendas de todo esto. 

Claro y Conciso

Aún así, cuando al terminar de ver este video estés motivado, decidas enfrentarte a tus miedos y busques ponerte en situaciones en las que tengas que comunicar, quiero que tengas en cuenta ciertas cosas. 

Lo primero es lo más obvio, debes ser consciente de que estás comunicando por lo que lo principal es que te entiendan.

Parece una tontería, pero mucha gente da rodeos innecesarios, o tapan los silencios con muletillas, que lejos de ayudar, genera ansiedad en el que escucha.

Queremos que el oyente no tenga que sobreesforzarse para entender lo que le estas intentando decir, por lo que debes ser claro y conciso

La forma más típica de no ser claro y conciso son las muletillas.

Pero hay una razón detrás, y considero que comprenderla te puede ayudar a eliminarlas.

Desde pequeños nos enseñan a responder de forma rápida y automática.

Desde mi experiencia y la de muchos con los que he hablado de este tema, cuando nos preguntaban algo en clase solo había dos opciones:

responder lo más rápido posible o pararse a pensar unos segundos y que por ello, pasaran al siguiente alumno.

Es algo que no tiene sentido.

Qué estás premiando, ¿el conocimiento o la velocidad?

Como si pensar fuera algo malo.

El caso es que esto tiene un impacto en nosotros, y es que nos incita a decir lo primero que se nos pasa por la cabeza.

Lo que nos lleva al siguiente punto. 

Domina el Silencio

¿Qué es lo primero que se les pasa a los alumnos por la cabeza?

¿Una respuesta brillante con una velocidad sin igual?

No.

Más bien algo como:

“eee…”, “iiii…”, “emmm…”

¿Te suena verdad?

Bien, pues si no trabajas en desechar esa innecesaria muletilla, puede acompañarte toda la vida.

En la escuela cumplía una función.

El profesor te escuchaba emitir extraños sonidos como si estuvieras invocando un espíritu maligno y decía…

“Este está pensando, le dejaré más tiempo”.

Pero en la vida adulta, a riesgo de parecer un animal malherido o algo peor, es mejor aprender a quedarse en silencio y respirar.

Desde aquí te prometo que no va a pasar nada.

Nadie va a dejar de escucharte ni van a pasar a hablar con otra persona, ni se van a levantar de la charla para atravesar la puerta y no volver. 

Los silencios tienen un significado y una función.

Por ejemplo, una pausa antes de una declaración clave puede captar la atención de tu audiencia y darle mayor peso a tus palabras.

Por otro lado, puedes tomarte un momento de silencio antes de responder a preguntas o comentarios difíciles.

Seguro que lo has visto mil veces en personas con una gran presencia en entrevistas o charlas.

Esto te da tiempo de ventaja para formular una respuesta mil veces mejor.

En el día a día el silencio puede ser una gran ventaja.

Puede aplicarse, por ejemplo, durante una entrevista de trabajo.

Una pausa breve antes de responder puede mostrar que estás reflexionando y dando una respuesta bien pensada.

En un debate, permitir silencios puede ayudar a desescalar tensiones y fomentar un intercambio de ideas más respetuoso y productivo.

En conversaciones con amigos o pareja, los silencios pueden ser una forma de demostrar empatía y apoyo, mostrando que estás allí para escuchar sin juzgar ni interrumpir.

Como ves, no hay por qué temer al silencio.

Recuerda, claro y conciso, sin muletillas, con silencios estratégicos si son necesarios, y siempre con calma y control.

Domina las palabras que salen de tu boca, no dejes que sean ellas las que te dominen a ti. 

Escucha Activa

Seguro que te ha quedado claro, eres tú y el receptor, el receptor y tú, así que no es una mala idea ponerse en su lugar, lo cual nos lleva a la escucha activa.

Mira, otra forma útil de utilizar el silencio.

Empatizar con el receptor al ponerte en su lugar puede ayudarte a entender y conectar con sus emociones.

Practicar la escucha activa implica prestar atención plena, hacer preguntas y validar lo que el otro está diciendo.

Además, como ya he comentado, si pones esto en práctica en las relaciones personales, los silencios pueden crear espacios de intimidad y conexión.

Compartir un momento de silencio puede ser una forma poderosa de estar presente con el otro.

Desde luego no suena mal.

Recuerda que permitir momentos de silencio crea un espacio óptimo y seguro para que la otra persona pueda expresar completamente sus pensamientos y sentimientos.

Esto fortalece en gran medida la relación. 

Emplea también esa escucha para aprender de los que admiras.

Visionar charlas de las personas que comunican como tu deseas comunicar es una herramienta poderosa.

Coge un cuaderno, y apunta todo lo que te llame la atención.

Después de ver este video sin duda tendrás muchas más cosas en las que fijarte. 

Lenguaje Corporal

Vamos a hacer un pequeño ejercicio:

Vamos a imaginar que dos personas se suben a un escenario.

La primera no para de hacer movimientos rápidos.

No para quieto de atrás adelante, de lado a lado.

Mueve las manos constantemente.

En cambio el otro, está en su sitio.

Se mueve, si, pero de forma más controlada y lenta.

¿Cuál de los dos transmite más confianza?

El escenario en el que están se llama vida, y en la vida, los que se mueven más despacio y con control, transmiten mucha más seguridad en ellos mismos.

Hay personas que son más nerviosas de por si, y si tu forma de hablar encaja con tu forma de moverte porque así es tu personalidad, no hay ningún problema.

Pero por lo general, nos movemos de más porque estamos nerviosos o nos sentimos fuera de lugar. 

Debes comprender que el lenguaje corporal es tu mejor aliado.

Nuestro cuerpo habla tanto como nuestras palabras.

Mantén una postura abierta, haz contacto visual y usa gestos que refuercen tu mensaje.

Además, como muestra el ejemplo, moverte de forma lenta y calmada transmite seguridad, algo indispensable si se quiere ser un buen comunicador.

Es como la pescadilla que se muerde la cola, transmites seguridad, el receptor la percibe, y su feedback hace que te sientas más seguro. 

Tono de Voz

Tu voz es un instrumento, y debes tratarla como tal.

Aprender a manejar el tono de voz es de vital importancia, ya que puede cambiar completamente el significado de un mensaje.

Asegúrate de que tu tono refleje lo que realmente quieres transmitir.

Debes saber cuando tienes que subir el tono para mantener la atención, o bajarlo para finalizar la frase y dar sensación de orden y control.

Acabar las frases con un tono alto mantiene la atención de la audiencia, ya que esperan una continuación.

Pero utilizarlo siempre suena raro y no es orgánico. 

La falta de proyección es un error común que veo a menudo.

Cuando estamos nerviosos o inseguros de lo que vamos a decir, o incluso inseguros de nuestra capacidad, hablamos bajo.

Incluso cuando intentamos hablar alto, nos sentimos más inseguros y aparecen de nuevo las muletillas.

Es como si nuestro cerebro, al haberle quitado la muleta emocional de hablar bajo, activa la muleta emocional del relleno innecesario.

Es por eso que aprender a dominar la comunicación implica trabajar en el conjunto de los aspectos que hemos ido viendo.

Igual trabajas en eliminar las muletillas, y en cuanto intentas hablar alto aparecen, o te empiezas a mover como un pececillo fuera del agua.

La clave está en ser consciente de estos tres puntos, para poder identificar en qué estamos fallando para ponerle solución. 

Recuerda que lo más importante para mejorar tu comunicación que te expongas a situaciones en las que tengas que hablar y transmitir ideas.

Haz más jarrones que el resto y, con el tiempo, te convertirás en un gran comunicador.

La constancia te llevará lejos, no me cabe la menor duda. 

Dicho esto, espero que hayáis disfrutado del blog y nos vemos en la próxima.