Cómo Ser Más Feliz (3 Necesidades Psicológicas Básicas)
Si sientes las expectativas del resto como una losa que llevas a cuestas, estás en el blog indicado.
A menudo el mundo nos presiona, y no nos damos cuenta de que aquello que estamos descuidando es lo que nos está destrozando por dentro.
Es por ello que hoy, vamos a ver las 3 necesidades básicas que debemos aprender a cubrir para ser más felices.
Acompáñame.
El peso de las expectativas
Nuestra sociedad actual se centra en la motivación extrínseca.
El por qué es sencillo de entender: desde pequeños nos educan para ello.
Los sistemas de recompensa y castigos están a donde quiera que miremos.
Una buena calificación implica la aprobación de tus padres y profesores;
el éxito profesional se rige por el dinero y el estatus;
nos conectamos a través de las redes sociales en busca de likes…
Totalmente condicionados en la persecución de la validación externa.
Si, somos seres sociales.
Buscamos la aprobación porque perseguimos el cubrir nuestra necesidad de pertenencia.
Es totalmente natural.
Pero la cosa se tuerce cuando nuestra autodeterminación se ve influenciada en exceso por esa validación externa.
Empezamos a tomar decisiones no porque realmente las queramos tomar;
no porque hayamos hecho un juicio reflexivo al respecto y hayamos encontrado que esa decisión nos llena de verdad;
sino porque necesitamos ser aceptados.
Queremos que las personas se fijen en nosotros, nos validen como individuos y sobre todo, queremos evitar a toda costa ser y sentirnos rechazados.
Como consecuencia, cuando nos convertimos en seres empujados por la motivación extrínseca, perdemos autonomía.
El problema es que la motivación extrínseca es frágil.
En cuanto eliminamos la recompensa de la ecuación, la motivación se derrumba por completo.
No podemos controlar lo que los demás opinen o piensen de nosotros o de nuestras acciones.
Además, le damos demasiado poder a sus opiniones, cuando cada quien vive su vida desde su propia perspectiva.
Tienen sus problemas, sus traumas, sus creencias limitantes…
Y muchas veces solo buscan proyectarlas en los demás.
Hace tiempo un conocido me comentó que estaba trabajando muy duro para conseguir que su empresa le mandara fuera a trabajar en un proyecto unos meses.
No se de que se trataba pero parecía muy cansado.
Durante la conversación me dio a entender que el trabajo le gustaba, pero que estaba siendo demasiado esfuerzo por algo que tampoco le apasionaba en exceso.
En ese momento, inocente de mí, le pregunté por qué quería entonces dejarlo todo en la persecución de algo que no le apasionaba de verdad.
Su respuesta me congeló por completo.
Me dijo que con suerte igual conseguiría al fin la aprobación de su familia.
Nunca sabré si lo consiguió o no, pero poco importa para lo que quiero mostrar aquí.
Imaginemos por un momento que no, lo cual no me parece descabellado.
En la película de Dune, hay una conversación al principio entre padre e hijo.
El hijo está preocupado por no encontrar su camino y decepcionar a su padre.
El padre, en lo que para mí es una respuesta magistral, le dice: “decidas lo que decidas seguirás siendo lo único que siempre quise que fueras: mi hijo”.
El peso de las expectativas es una gran losa que llevamos a hombros desde que nacemos.
No nos equivoquemos, la vida es luchar, caer, levantarse y aprender;
pero nadie debería vivir a expensas de la validación de los demás, y mucho menos tomar decisiones de peso en sus vidas en base a dicha validación.
En el ejemplo de Dune, el personaje buscará en su interior para encontrar su propio camino, al contrario de la historia que os he contado, donde la persona buscará un camino, le agrade o no, que sus familiares aprueben.
Uno será feliz impulsado por la motivación intrínseca.
El otro acabará frustrado por la motivación extrínseca cuando el factor validación familiar desaparezca.
Por lo tanto, la alternativa lógica para guiar nuestras acciones debe ser la motivación intrínseca: buscar aquello que nos apasione y nos desafíe, y tomar decisiones en esa dirección.
Es más duradera, nos hace más felices y nos impulsa a mejorar sin depender de la validación externa.
Al centrarnos en ella, tomamos el control de nuestra vida, elegimos caminos alineados con nuestros valores y aprendemos a disfrutar el proceso en lugar de obsesionarnos solo con los resultados.
Si te llena de verdad, poco importa lo que piensen los demás.
La pregunta ahora es…
¿Cómo podemos conseguir esa motivación intrínseca y el bienestar emocional que trae consigo?
Vamos a verlo.
La Teoría de la Autodeterminación
Para alcanzar esa motivación intrínseca tenemos que satisfacer 3 necesidades psicológicas básicas:
autonomía, competencia y relación.
Cuando estas tres necesidades están satisfechas, la motivación intrínseca surge de forma natural.
La clave reside en que impulsa nuestro desarrollo y nos ayuda a afrontar los retos de la vida de forma saludable.
Autonomía
La autonomía implica tener el control de las decisiones que se toman, no por una obligación o presión externa, sino porque de verdad deseamos tomar esa decisión.
Por ejemplo, cuando cumplimos los 18 años y nos preguntan a qué nos queremos dedicar, es algo paralizante.
Muchos de mis amigos no tenían claro lo que querían hacer, así que eligieron la opción que más les llamaba.
La mayoría pensaba en el dinero, lo cual es algo totalmente respetable.
Cuando entré en psicología lo primero que nos dijeron es que no es una profesión en la que nos fuéramos a hacer ricos (lo cual puede ser discutible), que si estábamos ahí debía ser porque nos apasionaba de verdad la psicología.
Para mi no fue un problema, yo estaba ahí para aprender más sobre la mente humana y para poder contribuir al mundo de alguna forma.
Se podría decir que mi decisión de estudiar psicología estaba unida a un propósito mayor.
Aquello que me motivaba estaba dentro de mí, y tomé esa decisión libremente.
La autonomía es esencial para poder tomar esa decisión en base a lo que más resuene con nosotros.
Cuando sentimos que nuestras acciones son el resultado de una elección libre, como fue mi caso, es más probable que nuestro barco aguante las duras tormentas de la vida.
Estamos comprometidos con nuestra elección, y la motivación que sentimos proviene del deseo genuino de hacer algo, no de presiones externas.
Esto hace que, incluso en medio de las adversidades, sea posible disfrutar del proceso.
Esa libertad de elección nos conecta con nuestras pasiones y nos da la fuerza necesaria para seguir adelante, sin necesidad de validaciones ni recompensas externas.
Competencia
La segunda pieza del puzle es la competencia.
Es importante sentir que somos capaces de enfrentar y superar los desafíos que se presenten.
La vida está llena de adversidades, y debemos aprender a enfrentar los obstáculos con la intención de salir reforzados de la situación, con más conocimientos y mejor preparados para la próxima.
Básicamente sentir que somos buenos en lo que hacemos y qué mejoramos.
El caso es que la motivación intrínseca florece cuando sentimos que estamos mejorando en algo.
Si no percibimos progreso o no nos sentimos capaces, la motivación se desvanece.
Es algo natural.
La clave aquí es cambiar la percepción.
Como decía Robert Collier:
“El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día”.
La competencia surge de haber fallado mil veces.
Mil oportunidades para hacer las cosas mejor.
Que aburrida sería la vida si fuéramos perfectos a la primera.
Seguramente nunca alcancemos la perfección en nada.
De hecho, la búsqueda constante de la perfección es la receta perfecta para la insatisfacción.
En cambio, debemos encontrar el equilibrio entre empujarnos a nosotros mismos y ser capaces de parar y ver todo lo que hemos avanzado.
Muchas veces no somos sinceros al 100% con el trabajo de alguien para no ofenderle, pero no dudamos ni medio segundo en decirnos a nosotros mismos que somos unos incompetentes.
No lo somos, solo estamos aprendiendo.
Siempre hay cosas que aprender y que mejorar, es una de las cosas bonitas de la vida, así que recuerda:
cuando te abrume todo lo que sabes que debes aprender para ser más competente, mira hacia atrás y piensa en todo aquello que has logrado mejorar con esfuerzo y dedicación.
Relaciones
La felicidad sólo es real cuando se comparte.
– Christopher McCandless
Hemos hablado de la autonomía, esa libertad de elegir aquello que nos apasiona en la vida.
Hemos hablado de la importancia de sentirnos competentes en aquello que elijamos, y también de la importancia de no caer en las garras de la insatisfacción.
Pero este último punto es sin duda mi favorito.
La necesidad de establecer conexiones significativas, algo fundamental para el bienestar emocional.
Sentir conexión con otros y que nuestras acciones tienen un impacto.
Como ya os he comentado, cuando decidí que quería estudiar psicología, fue porque quería ayudar a otros a encontrar lo que había encontrado en mí mismo.
Todos tenemos problemas existenciales similares.
Como dice la frase: soy humano y nada humano me es ajeno.
Siempre me ha gustado la idea de compartir mi perspectiva con los que necesitaran escucharla, por eso considero que este punto es tan importante.
Si nuestras acciones y elecciones se centran en aportar al resto, en conseguir en otros ese impacto del que hablábamos, nunca vamos a tener problema para encontrar motivación.
Siempre que desaparezca, podremos volver a la fuente: ayudar a los demás.
Esto no es tan fácil como parece, porque implica eliminar o por lo menos dejar al ego ligeramente apartado de la ecuación.
La sociedad nos empuja hacia el individualismo, los lujos materiales, tentaciones que brillan y que, de dejarnos llevar por ellas, acabaremos lejos de la idea que encabeza esta sección.
Tampoco es que vea nada malo en lo material, pero desde luego considero que no debemos dejarnos atrapar por aquello que no necesitamos tanto como nos hacen creer.
Esto llega a afectar sin duda a las relaciones.
Todo es de consumo rápido, y cuando nos acostumbramos a vivir así, tratamos a las personas como si fueran de usar y tirar.
Os aseguro que si nos acostumbramos a vivir de esta forma (cosa que por desgracia veo que está ocurriendo), nuestras conexiones se debilitarán, y al ser una necesidad tan básica para el ser humano, nuestra salud mental se verá afectada.
Toma tus decisiones en base a la libertad y a tus propias pasiones e intereses, aprende de los errores para ser competente, pero no olvides preguntarte:
¿Qué es lo que estoy aportando al resto?
Empieza tu viaje hoy
Si has llegado hasta aquí, quiero darte la enhorabuena.
Estás en el camino indicado para conseguir ese cambio que estás buscando.
Ya conoces la importancia de tener autonomía, ser bueno en algo y conectar con los demás.
Ahora lo único que queda es que encuentres tu propia voz.
Gracias por acompañarme un día más, y recuerda que el verdadero éxito no reside en seguir lo que otros imponen, sino en vivir según lo que realmente te hace feliz.
Queridos amigos, nos vemos en la próxima.