Desata tu máximo potencial
Esta introducción va a ser muy breve.
La pregunta principal es…
¿Por qué, por más que lo intentes, no puedes desatar tu máximo potencial?
Bien, pues te voy a dar una respuesta brutalmente honesta:
porque no te han dado las gafas correctas.
En este video yo te voy a dar esas gafas. Te voy a enseñar a ver de la forma correcta, algo que nos tendrían que haber enseñado hace mucho.
Primero vamos a entender el concepto de las gafas, porque sólo desde un nivel mayor de conciencia podemos empezar a desarrollarnos como se debe.
Una vez entiendas el concepto, voy a ampliar tu perspectiva con 3 puntos clave. Cuando los comprendí y los integré en mi vida, sentí lo mismo que cuando llegas al pico de una gran montaña, y las vistas te remueven el alma.
Esa especie de sensación, ¿verdad?
Bueno, pues algo parecido.
Así que… Vamos a ello.
UNAS NUEVAS GAFAS
Quiero que veas esto de una forma muy sencilla.
Imagina que alguien te entrega una piedra. Es cuadrada. Lisa. Pesada. La sostienes en las manos. Pasa un rato y te preguntan: “¿Qué ves?” Sorprendido, vuelves a mirar la piedra y respondes: “Pues… Una piedra.”
Ahora vamos a darle la vuelta a la historia.
Imagina que esa misma piedra se la dan a un escultor. Un artista reconocido, que ha viajado por el mundo creando belleza a partir de lo más simple. Le hacen la misma pregunta: “¿Qué ves?” Pero él no ve una piedra. Ve una escultura esperando ser liberada. Se le vienen a la cabeza miles de formas, puede que un pájaro pequeño, una flor, una cadena… El límite está en su imaginación.
En ese momento te das cuenta de todas las posibilidades que estaban en tus manos desde el primer momento. De todo el potencial que tiene un simple trozo de piedra, si se aprende a mirar de la forma correcta.
Dos situaciones idénticas; dos resultados completamente diferentes.
Mismo objeto. Mismo momento. Miradas completamente distintas.
Y ahí es donde está la clave.
El potencial está, solo necesitas aprender a verlo.
Esta historia es útil para ver cómo una misma circunstancia puede ser percibida de mil maneras.
¿Por qué dos personas pueden vivir una misma situación… y percibirla de forma totalmente distinta?
Simplemente porque no ven lo mismo.
Todos vemos a través de nuestras experiencias, nuestros miedos, nuestras creencias… En la historia, el escultor ve el potencial oculto del objeto. Un potencial que tu no puedes ver porque no llevas las gafas correctas. De la misma forma, tú también tienes un gran potencial oculto en tu interior. Solo necesitas las gafas correctas para poder verlo. Para que veas lo que realmente eres, y puedas esculpirte con las herramientas correctas. Es una forma muy gráfica de entender este concepto.
Ahora, como he dicho en la intro, vamos a ampliar la perspectiva.
AMPLIA TU PERSPECTIVA
Punto 1: En busca del potencial
A cuantas personas has escuchado decir, “yo soy así”. Como si lo que somos en el momento presente fuera una condena para toda la vida.
Y dime… ¿No sería muy triste que esto fuera así?
Obviamente, no es cierto.
Es solo una forma diferente de ver la vida. Una visión que te va a llevar al final de una calle que ya conoces; una calle en la que no quieres estar.
El caso es que SI puedes aprender; SI puedes cambiar.
Y no, no es una frase motivacional sin ningún fundamento científico. La neuroplasticidad (que es la capacidad del cerebro para modificarse, adaptarse y reorganizarse a lo largo de la vida) lo permite. En palabras simples: tus pensamientos, tus comportamientos y los aprendizajes que vayas adquiriendo pueden literalmente remodelar tu cerebro.
Digamos que tu identidad no está escrita en piedra. Está escrita en conexiones… y esas conexiones pueden cambiar. De ahí la importancia de creer en tu potencial.
“Trata a un hombre tal y como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser”.
– Goethe.
Es una frase increíblemente poderosa. Tenemos la oportunidad de aprender, cambiar y crecer. Ese es el verdadero potencial humano, pero parece que la gente no es consciente de este poder.
Te cuento todo esto por una simple razón que quiero que se te grabe a fuego en el cerebro: no creer que esto es posible, no creer en ese potencial que todos tenemos en nuestro interior, es una ENORME barrera.
Una barrera que te impide avanzar.
Si no crees en tu potencial de cambio, no vas a poder liberar tu potencial general de ninguna forma.
Y voy más allá, los siguiente puntos que vamos a tratar y que tienen un valor increíble, no te van a servir de absolutamente nada si no comprendes esta realidad. Así que como está comprobado que creerlo facilita el cambio y permite ir más allá, invierte tiempo en la comprensión de este punto.
Busca momentos de tu vida en los que actuaste de una forma, y piensa cómo hubiera actuado tu yo actual en esa situación.
Echa la vista atrás y date el permiso de contemplar y alegrarte de lo mucho que has cambiado.
Ahora mira hacia delante, y piensa en lo mucho que te queda por alcanzar.
Hay tiempo y estás en el camino adecuado.
Una vez entendido el verdadero potencial que escondes en tu interior, vamos a liberarlo juntos.
Punto 2: El círculo de influencia
Cuando comprendí esto, mi vida cambió.
Y no, no es una forma de hablar.
He pasado por un largo proceso de transformación en el que he aprendido muchas cosas. He tenido que estudiar, investigar y trabajar mucho en mi para salir de donde estaba. El caso es que de todo lo que me llevo conmigo de ese proceso, esto sin duda marcó un antes y un después. Y por eso voy a compartirlo contigo.
Quiero que te esfuerces en visualizar este ejemplo.
Imagina que eres un arquero. Se organiza una competición en tu ciudad y como llevas tiempo practicando, decides apuntarte. Por fin llega el día, y cuando llegas ves el campo, las dianas, a tus rivales… Todo va bien… hasta que empiezas a pensar. Hace viento. Ellos parecen profesionales. “¿Y si fallo?” “¿Y si hago el ridículo?” De pronto te llaman. Es tu turno. Tienes el arco en las manos, pero tu mente está en otra parte. Nervios. Duda. Tensión. Disparas, pero no das en el blanco. No porque no puedas. No porque no estés preparado. De hecho, ya habías perdido antes de disparar.
¿Te ha pasado algo así en la vida real?
En la vida siempre existen dos objetivos: los internos, que están en tu mano, y los externos, que dependen de otros factores, no siempre de ti.
En el caso de la diana, ganar no depende 100% de ti. Como bien dice la historia, está el tiempo, si llueve o hace mucho viento; están tus rivales, que pueden llevar más tiempo que tú practicando o simplemente tener un mejor arco. Todos estos son factores externos que escapan a tu control, y en un momento veremos porque es tan importante.
La importancia de este punto reside en que casi siempre ponemos el foco en esos factores que no dependen de nosotros. Las palabras de los demás, los errores que puedan cometer, sus pensamientos o sentimientos hacia nosotros… Pasamos mucho tiempo aquí, en lo que conocemos como círculo de preocupación.
En ese círculo viven todas aquellas cosas que escapan a nuestro control. Invertimos tiempo y energía en él, y nos generan una mentalidad reactiva.
Somos una especie de títeres movidos por las circunstancias de la vida.
Pero como en toda moneda, siempre hay otra cara.
Esa energía que malgastamos en el círculo de preocupación, deberíamos de invertir en lo que conocemos como círculo de influencia.
Esta es la clave.
En la historia ganar no dependía 100% de ti, pero superarte a ti mismo sí. Si te hubieras centrado en el objetivo interno, en aquello que sí dependía al 100% de ti, seguro que hubieras rendido mejor en la competición.
Cuando te centras en las cosas que viven dentro del círculo de influencia, aquello en lo que podemos influir y que está en nuestras manos, desarrollamos una mentalidad proactiva. Ahora somos nosotros los que controlamos las cuerdas del títere.
Ahora quiero que te preguntes…
¿Cuál de las dos quieres que guíe tus acciones?
Los dos sabemos cual es la respuesta correcta, pero ahí sigues, en el círculo de preocupación.
Ahora que lo sabes, quiero que esta semana te fijes en qué momentos te encuentras a ti mismo en ese círculo.
Créeme que te vas a sorprender.
En cuanto te des cuenta, piensa en cómo puedes volver a tu círculo de influencia. La perfección no existe, el reto no es no vivir nunca en el círculo de preocupación, sino ser capaz de volver lo antes posible a tu círculo de influencia. En eso es en lo que debes trabajar. Créeme, no es fácil.
Los seres humanos tenemos una necesidad inherente de control. Soltar esa necesidad lleva tiempo, pero supone un antes y un después en tu vida, eso si que te lo puedo asegurar desde la experiencia.
Vamos a por el último eslabón de este camino hacia una perspectiva más amplia. La flexibilidad.
Punto 3: Flexibilidad
Quiero que prestes atención a la siguiente imagen.

Observa bien las flores.
Ahora te pregunto:
¿De qué color son?
Algunos habréis visto que las flores son blancas. Para otros, el color naranja será lo importante. Algunos verán un naranja más claro, otros los tonos tirando a rojo de las puntas.
El caso es que todos tenéis razón al mismo tiempo; cada punto de vista es válido. Ahora piensa lo ridículo que sería entrar en un conflicto con otra persona, por ver quien tiene razón. Ambos la tenéis, pero estáis tan obcecados con vuestro punto de vista, que no se os ha ocurrido esa posibilidad.
La clave de todo esto es la flexibilidad de perspectiva.
La flexibilidad es FUNDAMENTAL.
¿Y qué entendemos por flexibilidad de perspectiva?
Ser capaces de salir de nuestro punto de vista.
Entender que cada uno ve una parte de la realidad, tiene una parte de razón, y entender también lo ridículo que es comenzar un conflicto por ver las cosas diferente.
Cada persona ve el mundo desde su ángulo. Desde su historia. Desde sus heridas. Y eso lo cambia todo.
No es que estén en tu contra. Es que están viendo otra cosa. Algo que tú no ves. Algo que, si lo vieras… tal vez entenderías su reacción, su conducta.
Ese es uno de los mayores superpoderes que puedes desarrollar: salir de ti mismo.
Ser capaz de hacerte esta pregunta:
“¿Qué está viendo el otro que yo no veo?”
Porque empatizar no es estar de acuerdo. No es ceder. No es justificarlo todo. Empatía es tener la humildad de aceptar que tu punto de vista… no es el único. Y mucho menos el más verdadero.
Cuando haces eso, algo dentro de ti cambia. No solo entiendes mejor al otro. Sufres menos tú. Porque dejas de personalizar. Dejas de tomarte todo como un ataque. Y empiezas a ver lo que realmente hay: Perspectivas distintas. Historias diferentes. Heridas que no podemos ver.
Así que en tu próximo conflicto, antes de levantar la voz… Antes de defender tu punto… Pregúntate: “¿Estoy intentando entender… o solo imponer?” Piensa que la empatía empieza por escuchar, y la paz también.
PONLO EN PRÁCTICA
Ahora, desde el corazón, te invito a ponerlo en práctica.
Créeme que son puntos muy poderosos en los que trabajar.
Claves que han traído la paz y la tranquilidad a mi vida, y que espero que te ayuden a lo mismo.
Si necesitas cualquier cosa, aquí me tienes, ya sabes donde encontrarme. Nos vemos en la próxima.