El Poder de la Resiliencia

El blog de hoy es importante para mi, ya que vengo a compartir con vosotros algo que me ha ayudado mucho a lo largo de mi camino. 

Una habilidad que no solo te ayuda a levantarte después de caer…

sino que te transforma en alguien más fuerte cada vez que lo haces.

Buscar la fortaleza en cada caída…

Eso es lo que te permite hacer la resiliencia. 

Bienvenido.

¿Qué es la resiliencia?

La resiliencia es la capacidad que los seres humanos tenemos para continuar el camino pese a los fracasos que debamos afrontar.

Luchar contra las adversidades, atacándolas como una leona caza a su presa.

La belleza de esta habilidad reside en que cada momento difícil, es una oportunidad para crecer y adaptarse. 

La resiliencia se conforma de 3 pilares.
Adaptabilidad, persistencia y autoeficacia. 

Adaptabilidad. Ser flexible para ajustarse a nuevas circunstancias. Adaptarse a los momentos que brinda la vida, aprender de ellos y seguir adelante. Recuerda que un puente se construye con cierta flexibilidad, ya que la rigidez haría que a la primera de cambio, cayera de forma inevitable. Lo mismo ocurre con tu mente.

Persistencia. No nos rendimos, seguimos adelante aunque no sea fácil. Somos un misil, y nos dirigimos sin titubear hacia nuestro objetivo. Eso es persistencia.

Autoeficacia. Creer en ti mismo a cada momento. Confiar en tu capacidad de superar los desafíos que se presenten. Por mucho que la gacela se escape del león, siempre habrá otro baile. El león no se rinde, dirige su mirada hacia el siguiente objetivo, hasta que logra el alimento que mantenga con vida a su familia. 

Domina la resiliencia

Dominar esta habilidad te hará imparable para conseguir grandes metas.

Pero a lo largo del camino, es totalmente normal venirse abajo, a todos nos pasa.

Ten presente que, como toda habilidad, la resiliencia debe entrenarse como con cualquier otro músculo de tu cuerpo.

Si trabajas en los hábitos de los que vamos a hablar a continuación, serás capaz de construir una personalidad fuerte a nivel emocional.

Esto te otorgará unas herramientas clave que te van a permitir afrontar las adversidades de la vida de una forma inmensamente más fácil. 


Punto 1: No dejes que las causas externas lideren tu vida. 
Debes recordar que eres tú quien tiene el control sobre tu mente, tú decides cómo te afectan las cosas.

Para visualizar esta idea, hay un ejemplo muy típico que seguro has escuchado.

En una tormenta un barco débil, en el que no se haya trabajado mucho, puede hundirse con facilidad.

En cambio, si se ha dedicado tiempo y esfuerzo en la construcción de ese barco, reforzándolo teniendo en cuenta las adversidades que probablemente se presenten a lo largo del trayecto, este podrá navegar sin mayor problema.

Estamos ante un barco preparado para la tormenta.

En esta historia, el barco es una metáfora de tu mente.

Es preciso ser proactivo en esto de la resiliencia.

Debemos prepararnos para la tormenta; dominar nuestra mente.

Recuerda que el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional.

En la vida hay muchas cosas que no podemos controlar, no debemos perder el tiempo en ese mar, es importante centrarnos en las cosas que sí podemos controlar. 


Punto 2: Yo soy yo y mis circunstancias.
El pasado es nuestro aprendizaje.

Lo bueno de los momentos malos es que una vez habiéndose superado, te otorgarán un conocimiento y una serie de virtudes que no hubieras adquirido si esa circunstancia adversa no se hubiera presentado.

Valora los momentos malos.

Es algo difícil, pero este cambio de mentalidad puede cambiarte la vida. No te resistas al dolor, abrázalo.

Recuerda que el éxito no es una línea recta, es normal estancarse, pero, aunque suene contradictorio, en cada caída estás un paso más cerca del éxito.

Eres tú quien ha elegido este camino que estás recorriendo, ser consciente de esto es clave. 

Una historia fascinante que ejemplifica este punto, es la de Vincent van Gogh, un pintor que, a pesar de ser considerado hoy uno de los más grandes de todos los tiempos, tuvo una vida plagada de dificultades personales y profesionales.

Probó numerosos oficios, y cuando a una edad tardía decidió enfocarse en la pintura, su camino estuvo marcado por la pobreza y las dificultades.

Los fracasos le llevaron a perfeccionar su arte, y gracias a que no se rindió, hoy en día le conocemos como uno de los artistas más influyentes del siglo XIX. 


Punto 3: Domina las influencias
Trabaja en ti mismo, y no te dejes influenciar por la opinión del resto.

Escucha a las personas que están donde tú quieres estar, a las que aprecias y que se han ganado un hueco en tu vida.

Escucha a las personas mayores, gracias al hecho de que han vivido más, y por ende, han atravesado más circunstancias (con los consiguientes aprendizajes que esto implica).

Podrás sacar mucho valor de sus palabras, aprovéchalo.

Pero a lo largo del camino vas a encontrarte con muchas personas que prefieren verte caer a verte mejor que ellos.

La envidia, por desgracia, domina y oscurece el corazón.

No te dejes influenciar por comentarios que no te van a aportar nada, de gente que, realmente, no está donde tú quieres estar.

Mantente fiel a tus principios, mantén tu mente en el proceso, en los objetivos, y te irá bien. 

La importancia de la resiliencia

¿Por qué deberíamos dirigir nuestro tiempo y energía a dominar esta habilidad? 

Muchos de los más grandes éxitos vienen después de los fracasos. 

¿Por qué? 

Porque las personas resilientes no se rinden ante el primer obstáculo.

Hemos hablado de Van Gho, pero desde luego que no es el único. 

Oprah Winfrey fue rechazada y despedida de sus primeros trabajos. 

Steve Jobs fue despedido de su propia empresa. Luego regresó para revolucionar la industria tecnológica. 

Empaticemos o no con sus personas, son ejemplos de cómo emplear la resiliencia para alcanzar el éxito de forma casi ineludible.

También hay estudios psicológicos que determinan que las personas resilientes tienden a ser más optimistas, lo cual les lleva a tener mayor bienestar emocional y están mejor preparadas para enfrentar el estrés y las adversidades. 

La mejor forma de verlo es en la práctica, así que vamos a ello. 

Pongamos en práctica esta habilidad

Imagina que te ha pasado algo grave en tu vida. 


Ir de lo interno a lo externo. Pensamos en la causa que lo ha motivado. 

¿Lo que te ha pasado estaba fuera de tu control? 

Si la causa es algo externo a ti, no puedes hacer nada, debes seguir adelante, estudiar diferentes alternativas para solventar el problema en cuestión. 

Pero… ¿Si lo que te ha pasado se podría haber evitado? 

Entonces estás de suerte, la vida te ha brindado una nueva lección, no la dejes pasar.

Por eso es tan importante mirarse al espejo y ser consecuente con las acciones que se toman.

Solo de esta forma podemos cambiar y salir más fuertes de la circunstancia en cuestión. 


De lo global a lo particular. No te centres en el pequeño bache. 

¿Vas a tirar todo por la borda por una simple caída? 

Desde luego que no.

Emplea las técnicas que hemos aprendido para levantarte y seguir adelante.

Céntrate en todo lo que has conseguido hasta ahora.

Coge un cuaderno si es necesario, y escribe los logros que has obtenido desde que has emprendido este camino.

Recuerda, aprendemos de los baches, pero no nos obsesionamos con ellos. 


De lo permanente a lo temporal. Reflexiona. 

Nada es permanente en esta vida, y esto incluye a los malos momentos. 

El sufrimiento nos puede arrastrar hasta un agujero muy oscuro.

Mantener la positividad en estas circunstancias es muy difícil, lo sé, pero es necesario.

Tener presente que esa emoción que te está arrastrando no va a durar para siempre, puede ayudarnos a atravesar esos momentos en los que parece que el mundo se nos viene encima.

Recuerda, esta situación es temporal, hay tiempo, respira y confía en ti.

Yo sé que puedes, que nada te pare. 

Nos vemos en la próxima.