Las 5 claves de la innovación

Se asume que la creatividad es una especie de don caído del cielo. 

Lo cierto es que no es así. 

Todas las grandes ideas vienen del mismo lugar. 

Un proceso que puedes aprender paso a paso. 

El secreto: combinar viejas ideas de formas impensables. 

Acompáñame a aprender el proceso creativo que llevó a las grandes mentes a revolucionar el mundo. 

Más allá del talento

Punto 1: El camino de la innovación
Lee, escucha, observa.

Llena tu mente con diversidad.

Absorbe información como una esponja.

La innovación no nace de la nada.

Surge de combinar ideas que ya existen, como nadie antes las había combinado. 

Por lo tanto, el primer paso para innovar es consumir diversidad.

La comodidad es el enemigo del progreso.

Deja de estancarte en un mismo pensamiento.

Debes empezar a enfrentar tus ideas.

A buscar ideas contrarias que desafíen tus creencias.

Cuestiona todo aquello que das por sentado.

Haz temblar a tu mente.

Lee libros de diferentes géneros, escucha podcasts que no te hubieras planteado escuchar antes, ve videos de diversos nichos, incluso aquellos de los que nadie habla. 

La ventaja de nuestra era es que tenemos la información al alcance de un click.

Hace poco, por ejemplo, utilicé la historia de Ulises descrita en La Odisea para uno de mis videos.

En él explicaba como Ulises anticipó el peligro de las sirenas, y mandó a sus marineros que le ataran al mástil para escuchar su precioso canto sin ser arrastrado hacia él.

La conexión que hice fue la siguiente:

al igual que Ulises anticipó el canto de las sirenas, nosotros también podemos anticipar esas circunstancias en las que sabemos que vamos a fallar, para poner remedio antes de que ocurra.

Si no conociera La Odisea, nunca podría haber explicado este concepto de una forma tan gráfica.

Enlazando una historia clásica con un principio psicológico.

Esta es la ventaja de pensar más allá de un nicho. 


Punto 2: Une los puntos
La creatividad se alimenta de variedad.

Tu trabajo es nutrirla con todo tipo de información.

Pero ojo, no olvides anotarlo todo.

Es preciso que escribas todas aquellas ideas que llamen tu atención.

Ideas potenciales que te resulten interesantes.

Cuenta con que al principio nada va a tener sentido.

Aún así, escríbelas.

Una idea no anotada puede volar y no volver jamás.

Hace mucho que anoté la idea de La Odisea de la que os hablaba, pero no fue hasta hace poco que cobró sentido en el contexto del video que estaba haciendo. 

Lo cual nos lleva a la clave de todo esto: unir los puntos.

La magia reside en este proceso.

Muchos creadores se sirven de esto.

Piénsalo.

Cuántos creadores de contenido has visto aplicando la filosofía estoica al emprendimiento.

La psicología a las finanzas.

Incluso espiritualidad con mecánica cuántica.

Explican un tema específico de su nicho, con conceptos de otros ámbitos.

Nuestro cerebro es realmente bueno encontrando correlaciones.

Por eso nuestros antepasados miraban al cielo y veían figuras que les ayudaban a orientarse en tiempo y espacio.

De la misma forma, debes mirar al papel y encontrar esas correlaciones entre tus ideas.

El caso es relacionar toda esa información que te ha resultado interesante, para encontrar una forma novedosa de transmitir una idea o crear algo. 

Ahora sabemos que ese es el camino hacia la innovación, pero…

¿Hacia dónde nos lleva? 


Punto 3: La cruz en el mapa
Sin un rumbo específico, la información que absorbas solo logrará confundirte.

De hecho, si empiezas a consumir información porque sí, tendrás esa falsa sensación de progreso de la que debemos huir a toda costa.

No solo queremos sentir que progresamos, queremos progresar.

Parece obvio, pero no siempre lo es. 

Por lo tanto, lo que debes hacer es definir tu norte: 

– ¿Cuáles son tus intereses?
– ¿En qué área deseas innovar? 

Una vez tengas bien calibrada la brújula, te será más fácil filtrar la información.

Empiezas a eliminar el ruido de lo realmente útil y aplicable, y lo que es más importante, das paso a la experimentación. 

Hemos recopilado información, la hemos enlazado entre sí, hemos establecido un rumbo, y ahora toca ponernos manos a la obra.

Experimenta, prueba, equivócate.

No existe el éxito de la noche a la mañana, y mucho menos cuando se trata de innovar.

Steve Jobs y Wozniak construyeron el Apple I en su garaje.

En ese garaje nació la visión que revolucionaría la industria tecnológica.


El Apple I no tuvo un gran éxito, no era perfecto, pero gracias a él pudieron hacer la segunda versión: uno de los primeros ordenadores personales en triunfar a lo grande. 

No existe la idea perfecta, ni la idea definitiva.

Si tomas acción podrás aprender del feedback que te ofrece el mundo real.

Siempre puedes volver a esa idea más adelante y afinarla para volver a probar.

Pero las ideas que se quedan en el tintero no sirven de nada.

No persigas la perfección, persigue la acción.

Cada vez que escribas una idea piensa en cómo podrías aplicarla.

Luego aplícala.

El caso es que saber cómo llevar nuestras ideas a la acción no es tarea fácil.

Es por ello que necesitamos abrir bien nuestros ojos, y nuestros oídos. 


Punto 4: Orejas de conejo
Las soluciones innovadoras suelen estar ocultas a plena vista.

Muchos problemas cotidianos tienen respuestas simples, pero nadie es capaz de unir los puntos.

Grandes innovaciones han surgido de pequeñas observaciones. Hay un ejemplo que me encanta. 

El ingeniero suizo George de Mestral estaba paseando por el campo cuando notó que las semillas de bardana se enganchaban a su ropa y al pelaje de su perro después de una caminata.

Al observarlas, descubrió que tenían como pequeños ganchos que se enganchaban a las fibras.

A partir de esa idea, creó el Velcro, replicando el mecanismo natural que había observado.

Hoy en día, el Velcro se usa en ropa, equipos deportivos, medicina, e incluso en los trajes espaciales. 

Y es que a esto me refiero con orejas de conejo.

Debemos prestar atención al mundo que nos rodea.

Las mejores ideas no siempre vienen de tu mente, sino de las conversaciones, las experiencias de otros y las quejas que escuchas a diario. 

Una observación puede cambiarlo todo, como pasó con los Post-It: 

En 1968, Spencer Silver estaba tratando de crear un pegamento fuerte, pero accidentalmente desarrolló un adhesivo débil que no dejaba residuos.

No era lo que esperaba y no sabía qué hacer con este material. Años después, Art Fry, un compañero de trabajo, escuchó a su iglesia quejarse de que no podían marcar las páginas de su himnario sin dañar el libro.

Recordó el adhesivo débil de Silver y pensó que podría usarse para crear notas adhesivas que pudieran pegarse y despegarse sin dejar marca.

Hoy en día los usamos en las oficinas, los alumnos en sus clases, incluso yo los uso para ir apuntando la lista de la compra.

Una simple observación de un problema resultó en una de las innovaciones más icónicas del mundo. 

Es por ello que debes convertirte en un explorador del entorno. Abre los ojos y aprende a ver lo que otros pasan por alto.  


Punto 5: Vence al miedo
En última instancia, todo este proceso creativo sirve para convertirnos en maestros de pensar fuera de la caja.

Debe convertirse en una costumbre.

Seguro que lo habéis escuchado mil veces, pero…

¿De qué caja estamos hablando? 

La caja es un límite dentro de nuestras mentes, entre lo que conocemos y lo que aún no hemos pensado.

Esta caja está formada por nuestras condiciones iniciales, condiciones limitantes, experiencias indirectas y nuestra propia experiencia directa. 

Dentro de la caja estamos seguros, pero la innovación está fuera.

El obstáculo, como en muchos ámbitos de la vida, es el miedo. 

Muchas veces rechazamos ideas por ser justo lo que estamos buscando: demasiado novedosas.

La innovación y el atrevimiento van de la mano, que no te quepa ni la menor duda.

Pero piensa que si no te atreves a probar, alguien lo hará por ti, y si la idea resulta ser buena, te darás cabezazos contra la pared toda tu vida.

Así que por el bien de tu cabeza, atrévete. 

Y si sigues teniendo miedo, déjame confesarte algo: 

Hace años un amigo se acercó y me dijo que admiraba la seguridad que tenía en mí mismo.

Su timidez le impedía hacer cosas que quería hacer.

Me dijo que desde que me conoció, me vio hablando, haciendo y vistiendo de la forma que quería, sin miedo a lo que otros pudieran opinar.

En ese momento le confesé lo mismo que os voy a confesar a vosotros: claro que tenía miedo, como todos.

Cuando hablo en público, me comen los nervios, pero salgo y hablo de todas formas.

Cuando me subí a un escenario por primera vez, pensaba que me iba a desmayar, pero no lo hice.

Todos tenemos miedo.

Pero debemos atrevernos a mirarlo de frente, y dar el paso de todas formas.

Un cantante me dijo que por muchas veces que subiera al escenario, siempre sentía el mismo malestar que sintió el primer día.

Y aún así, momentos después le vi dándolo todo ahí arriba.

Lo que quiero decir con esto es que solo tenemos una vida, y atreverse es la única forma de saber si nuestra idea valía la pena o no.

Tanto si vale como si no, habremos hecho lo correcto, y aprenderemos de ello. 

No te rindas

Ya tienes la formula, ahora solo queda ponerla en práctica.

No es sencillo.

Toma tiempo acostumbrarse a pensar de esta forma.

Pero te aseguro que si le dedicas tiempo y esfuerzo, serás cada vez mejor en la generación de ideas novedosas. 

Piensa en esto: 

Bryan Cranston no tuvo su gran papel hasta los 51 años en Breaking Bad. 

Colonel Sanders fundó KFC a los 65 años, tras fracasar en varios negocios. 

Stan Lee no creó Spider-Man hasta los 40. 

Pero todos siguieron intentándolo una y otra vez. 

No te rindas, confía en tus capacidades. 

Queridos amigos, nos vemos en la próxima.